Capítulo 5°

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Terminé visitando la casa de Taehyung más de los días acordados. Fue una semana entera en lo que terminábamos con nuestro proyecto. Y en cuanto a los días continuos, lo hice por pedido especial de Taehyung, no obstante, ya nada era respecto a lo académico, sino a solo pasar el tiempo y conocernos mejor. Conocer los gustos del otro y lo mucho que pudimos tener en común, a pesar de nuestras distintas personalidades... como esos sentimientos mutuos, pero ocultos, que comenzaron a florecer entre nosotros por el tiempo que compartimos encerrados en esas cuatro paredes de su habitación.

El que yo le haya resultado alguien lo suficientemente interesante como para querer frecuentar con mi existencia, me ayudó por un corto tiempo a combatir aquellas inseguridades mías que llegué a disfrazar con mi obsesión por la perfección. Mientras todo estuviera perfecto y bajo mi control, esas inseguridades podían ser reprimidas con total éxito. Sin embargo, ser perfeccionista en un mundo imperfecto, solo me trajo como consecuencia olvidar que soy humano y que no era mi obligación preocuparme por serle complaciente a una sociedad que no era comprensiva conmigo. Olvidé que no debía generarme gran ansiedad queriendo cumplir con expectativas dictaminadas por una sociedad en donde se cree que, si no puedes hacer algo grandioso con tu vida y que te haga destacar por sobre el resto, entonces jamás lograrás estar cerca del éxito. No digo que sea malo tener ambiciones, ¿pero matarnos por alcanzarlas? Eso es lo que está mal. Lamentablemente, a la mayoría de personas se les ha vendido el concepto de idealizar tanto la vida, que cuando llega alguien que se siente satisfecho o exitoso viviendo una vida estable y normal, eso es conformarse o limitarse. ¡Qué tontería! Cuando la felicidad se halla en las cosas que nos hacen sentir satisfechos. ¡Plenos! Así fue cómo yo crecí, pensando que jamás podría ser feliz, respetado y amado, si no lograba obtener un puesto en la vida que me diese poder o influencia. Estuve obsesionado con ello.

Pero, saben, conforme conocí a la persona tan cálida que es Taehyung, y poco a poco este se iba convirtiendo en mi lugar seguro, toda esa gran e incierta ambición mía, y no para mal, de pronto, solo se redujo a él, porque entonces solo me importaría lo que él pensara de mí como persona. Solo me interesaría que él demostrase admiración por todo aquello que conseguiría hasta sentirme realizado. Fue él, quien me hizo entender que no necesito que todo el mundo me admire, me respete o me ame, cuando podía ser más que suficiente con una sola persona que me fuese sincera y leal respecto a todo ello. Esa persona sería la incondicional, y yo siempre esperé que él fuese esa persona en mi vida.

Taehyung me hizo experimentar los momentos más felices de mi vida, pues en el corto tiempo que compartimos juntos, entendí que yo en realidad solo quería ser amado con sinceridad por todo el tiempo que no lo fui, y Taehyung supo amar incluso todo aquello que yo más llegué a odiar acerca de mí.

- Hey, Jungkook - me despojó de toda mi enfoque por seguir observando el cielo a través del telescopio, para poder prestarle mi completa atención -. A ti... - me miró dubitativo, carraspeando su garganta por un instante, para poder formular mejor la pregunta - ¿Hay alguien que te guste en estos momentos? - su mirada reflejó una mezcla entre curiosidad e inquietud, mientras se encogió en su lugar con repentina cohibides.

Desvié mi mirada hacia el suelo en el que me senté sobre mis piernas, habiendo reparado en lo repentino de su pregunta. De tantas otras cosas que se pueden preguntar... ¿Por qué había escogido irse por esa tangente?

- B-Bueno... Yo realmente n-no estoy seguro de que haya alguien que me guste ahora - mordí mi labio inferior, con nerviosismo.

Mentirosooo.

Claro que lo sabía, porque para ese entonces, en donde ya había compartido variedad de atardeceres con Taehyung en el pequeño balcón de su casa, definitivamente ya me había vuelto muy consciente de lo que Taehyung podía provocar en mí con simples acciones suyas, como el de peinar mis rebeldes cabellos, mientras me hube perdido entre las páginas de algunos de sus libros o cómics que muy amablemente supo prestarme.

Todo lo que nunca te dije - KookVWhere stories live. Discover now