11

451 32 0
                                    

Salieron del auto cuando llegaron a uno de los mejores restaurantes de la ciudad.

Barbara estaba que entraba en pánico, ella no estaba vertida como para ir a un restaurante de ese calibre, era obligatorio una etiqueta para ese tipo de restaurantes.

Se quedó pegada al suelo cuando se soltó de la mano de Eros.

-¿Que sucede?- le pregunto él.

-No voy a entrar ahí.

-¿Porque? No entiendo.

- Eros por todos los cielos ¿no ves como estoy vestida?

-Aja, puedo notarlo ¿Que tiene que ver eso con que entremos al restaurante?

-que no puedo entrar vestida asi- chilla, estaba realmente nerviosa e indignada ¿Cómo se le ocurría llevarla a un lugar tan lujoso sabiendo como estaba vestida?- me hubieras dicho a dónde veníamos y me hubiera puesto algo mejor.

-Yo no voy a decirte que vas a vestir, es tu cuerpo, además lo que uses se te verá hermoso, me la duda si a los demás no les gusta como te vistes, con que me guste a mi está más que bien.

-No... No me siento cómoda al entrar vestida así yo...- tocó su pecho y repito profundo, estaba teniendo taquicardia y eso no era bueno.

-¿te sientes bien?

-solo vámonos de aquí ¿Si? Otro día volvemos.

-esta bien lo que tú quieras.

-conozco un buen restaurante que te gustará.

-Bien, dime dónde y te llevaré. ¿En serio estás bien?

-¿Conoces al restaurante Brunos?

- Si, es uno de mis favoritos. ¿Quieres ir a ese?

-Pero también es de etiqueta.

-Lo se.

Eros No entendía nada, ese restaurante era uno de los más reconocidos en la ciudad también, no era tan elegante como el anterior pero si tenía su reputación en la alta sociedad, y no era presisamente para veganos, ya que solo las mejores carnes se preparaban ahí.

.
.
.

-¿Segura que estás bien?- le dijo el al verla con los ojos cerrados.

Se habían mantenido en silencio en el transcurso al próximo restaurante, era un silencio cómodo que tenía a Barbara, relajada, ya las taquicardia habían cesado, pero sentía su cuerpo cansado.

-Si solo un poco cansada, y tengo hambre.

-Bien, vamos a comer entonces, ya llegamos.

Bajaron del carro, Eros tomo la mano de su Barbie y se dirigieron a la recepción del lugar.

Siempre le gustó ese restaurante, se sentía muy familiar el ambiente.

Eros miro a Barbara con una leve sonrisa cuando se acercaron al lugar.

-Buenas noches - dijo el hombre que estaba en la entrada.

-Bienas noches, mesa para dos porfavor -dijo Eros.

-¿Algún lugar de preferencia?

Eros iba a responder cuando Barbara hablo.

-Mesa rubí, edward.- le dijo ella con una leve sonrisa.

El hombre, casi se le salen los ojos de su lugar al verla, la recorrió con la mirada y. Rápidamente retomo su expresión profesional, pero sin evitar la sonrisa.

-Barbara, me alegra volver a verte.

-A mi también, ¿Cómo has estado? - le pregunta abrazando el brazo de su esposo inconscientemente, gesto que no pasó de inadvertido por el hombre en recepción.

-Muy bien, gracias por preguntar, ¿Entonces, mesa rubí?

-Si por favor.- le dice ella. Eros solo se mantiene contemplando la escena, no sabía que ella conocía a ese hombre y parecía que estaba llevando todo bien.

-Bien, los llevaré a su mesa y una mesena vendrá a traerles la carta. - dijo mientras caminaba a una mesa en el centro del restaurante bajo una lámpara de araña que tenía el restaurante dándome un toque elegante al lugar. - Me alegra volver a verte Barbara. -le dijo dándole un leve apretón en el hombro y se fue.

-¿Que fue todo eso?- pregunto el una ves sentados en la mesa

-Es un viejo amigo.- dijo suspirando y luego clavando sus ojos en él.- creo que debemos hablar, conocernos un poco más ¿No crees?

-Si me parece bien. ¿ porque escogiste este lugar?

- Dijiste que era uno te tus favoritos, y el mío también. Solía frecuentarlo.

-¿En serio?no llegue a verte por aquí. Bueno tampoco es como si estuviera muy pendiente de ver las otras mesas. - dijo sonriendole - pero una belleza como la tuya es imposible de no ver.

-deja de decir esas cosas.

-no lo haré, eres hermosa y no me voy a cansar de decírtelo.

-Eres un caso perdido... Igual no estaba mucho aquí, estaba más en la cocina, este restaurante era de mi hermano.

- Cierto, dijiste que a tu hermano le gustaba cocinar. ¿Está aquí?

-No físicamente, él... murió.

-Lo siento tanto.

-Gracias. Dime ¿Porque te gusta este lugar?

-La comida en buena.

-Si lo es, aunque el menú cambio bastante, sigue siendo buena.

Un hombre de unos veintitantos llega a traerles la carta, sin sacarles los ojos de encima a Barbara.

-Si sigues mirándole las tetas a mi mujer te vas a quedar sin empleo. - dice Eros gruñendo.

-Yo... Lo siento señor, no estaba viendo los pechos de ella, soy gay, es que me recuerda a alguien, disculpe mi imprudencia. Vuelvo en un momento a tomar su orden, permiso.

El hombre sale casi despavorido de la mesa a entender otras.

-deja de ser tan celoso. En este lugar varias personas me conocen, por eso te pedí venír aqui. Aquí no me van a jugar por mi vestimenta.

-Pues si me di cuenta de ello. Y no me pidas que deje de sentir celos. Me molesta que otro hombre te vea de marena cochina.

-te ves sexi cuando te enojas - se acercó a él y le dió un beso rápido.

-¿Que fue eso?

-un beso

-¿a eso le llamas beso?

Se acercóas a ella y le dió un beso profundo. Devoró sus labios con suavidad pero con posesión haciendo que Barbara soltara un gemido que terminó muriendo en la boca de Eros.

-mejor así, de ahora en adelante solo me besaras así ¿De acuerdo?.

-si, señor.

-creo que ya es hora de pedí...

No termino de hablar cuando el chef del lugar se acercó a la mesa.

-Buenas noches, disculpen la interrupción pero me comentaron que la señorita Ross nos está honrando con su presencia.

Barbara lo vió y sonrió abiertamente.

-Omar, que gusto verte. - le dice abrazando a el gordo hombre que se acercó a ellos.- te presento a mi esposo. Eros Adams.

-Señor Adams un placer. -Dice el gordo tendiendo la mano a Eros cuando estuvo pie.

- El placer es todo mío.

-Les traeré su plato especial-dice el gordo chef. - ¿Ya puedes tomar vino? Tenemos unos que...

-No, no puede tomar vino todavía.-dice Eros al ver que el hombre estaba ofreciendo unos.

-claro, comprendo, bien, ya les traerán sus platos en un momento.

El hombre vuelve a abrazar a Barbara y se aleja.






Desde Que Te Vi (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora