27 • Precipitation

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— ¿Te encuentras bien?

— Sí. — Miró a Alexa y luego a la ojiverde. — Estoy bien. — contuvo la respiración. — Sí, lo estoy.

— Vale. — Por mucho que Lauren pensara que se veía guapa de todas las maneras, sabía descifrar como nadie cuando su mujer no estaba bien. Repetir la misma ropa y acudir a la agencia con el pelo chorreando, eran algunas de las señales más claras. — Necesito hablar contigo a solas, por favor. — susurró Jauregui.

Camila se resistió a aceptar la invitación. De hecho, sabía que era un asunto serio, visto las buenas nuevas que había recibido de Dinah en Miami Beach a primera hora de la madrugada. Pero ahora era un momento muy importante para la latina. Era el momento de hacer justicia a su dignidad. Necesitaba descargar su ira, no solo... hablar.

— ¿Estás ocupada? — Acarició la muñeca de Camila con el pulgar en un gesto extremadamente cariñoso, como le gustaba a la pequeña. Jauregui quería atención y sabía que su modelo estaba dispersa, mirando de vez en cuando a la líder del set, que parecía bastante entretenida al otro lado, de espaldas, con su móvil. Alexa, de momento, no se percató del movimiento de las dos. — ¿Hm?

— No. — Finalmente, suspiró derrotada, donde también aprovechó para aflojar su agarre sobre el pequeño pendiente de su mano derecha. — Está bien. ¿Dónde tengo que ir?

— Te acompaño. — Finalmente, se dejó apartar del cuerpo de Camila, soltándole la muñeca para indicarle el camino con la misma mano que antes la había sujetado cariñosamente. — Es en este piso.

— Vale.

Mientras caminaba, Camila no sabía si debería agradecer o maldecir hasta la décima generación de la familia de Lauren.

De hecho, lo que más deseaba era poder descargar su frustración contra la altiva y arrogante mujer que se encontraba a pocos metros, entretenida con su teléfono móvil. Pero al mismo tiempo, Camila comprendía las consecuencias que podían tener sus actos. Y por encima, ¿En un pasillo lleno de cámaras? Era mejor no arriesgarse.

— Me preocupó que no respondieras a mis mensajes... — A salvo dentro de la sala de fotografía, Lauren expresó la razón por la que se le oprimía el pecho. — Tanto la de buenos días como la de buenas noches. ¿Estás enfadada conmigo por lo de anoche?

La modelo seguía intentando calmar su mente y su corazón. Una película sin guion se estaba reproduciendo en su cabeza en ese mismo momento. Pensó en la tontería que estuvo a punto de hacer con un pendiente de diamantes. En lo mucho que podría haber herido a Alexa y en el placer que le produciría su dolor, pero al mismo tiempo en el castigo que recibiría.

Karla Camila no solo podría arruinar para siempre su recién estrenada carrera profesional, sino también manchar el nombre de Lauren y el de la agencia para la que trabajaba.

— Vi cómo pasaste por el pasillo: rápido. Tan rápido que al menos me escuchaste llamarte en cuanto saliste del ascensor. O fingiste no hacerlo, no lo sé. — Camila seguía eufórica. Mil y una cosas llamaban su atención en sus pensamientos. — Puedo sentir cuando estás nerviosa o enojada por algo... — La pequeña prestaba atención a todo. A todo, en realidad. Menos a lo que decía Lauren Jauregui. — ¿Estás enfadada conmigo?

— No. — respondió ella por instinto.

Lauren podría haberle ofrecido un millón de dólares y esa habría sido su respuesta definitiva. Su concentración no era la mejor esta mañana.

— Entonces, ¿estás... arrepentida de lo que hicimos ayer? — No había necesidad de señalar la preocupación que su tono llevaba al preguntarle tan directamente. Si la respuesta fuera afirmativa, Lauren no sabía qué iba a hacer, salvo sentirse dolida.

La Amante de mi Esposo (ℭ𝔞𝔪𝔯𝔢𝔫) - TraducciónWhere stories live. Discover now