La Amante de mi Esposo (ℭ𝔞𝔪𝔯𝔢𝔫) - Traducción

24 • Miami Beach

En el sentido positivo de la palabra, el orgullo es un sentimiento de placer, de gran satisfacción por la valía y el honor de los demás o de uno mismo. Una madre, por ejemplo, puede sentirse orgullosa de su hijo en una presentación escolar. Un fan puede sentirse orgulloso de su artista favorito cuando gana un premio. Podemos estar orgullosos de nosotros mismos cuando conseguimos algo que deseamos desde hace mucho tiempo.

Hay muchas maneras de mostrar orgullo por otra persona. En momentos diferentes para personas diferentes. Sin embargo, una de las más verdaderas, si no la más hermosa, es a través de la admiración mutua por una persona que te gusta. Dar y recibir. La sensación de contemplar y ser contemplado es mágica, tan mágica que hizo que Camila se emocionara, todavía en el escenario, en uno de los momentos más cruciales de su vida.

Por cierto, no era pecado ponerse a llorar allí arriba. Había completado el desfile como ninguna otra lo había hecho, con tanta compostura y elegancia. El problema era a quién miraba Camila mientras sentía que el pecho se le apretaba de felicidad una y otra vez.

Antes de que los fotógrafos pudieran captar más de su delicado momento con Lauren, ya que eran las únicas en el salón que se emocionaron, Camila trató de limpiarse la cara con su propia mano, luego saludó cortésmente a algunos de los invitados, tras lo cual abandonó la pasarela, tomando el camino a su derecha.

— Lo hiciste... — Keana corrió a abrazarla. — ¡¡¡¡¡¡¡Lo lograste, Mila!!!!!!!

A diferencia de otros desfiles, Camila no la recibió con entusiasmo, y mucho menos decidió rodearla con sus brazos de la forma en que la otra lo hacía.

— ¡Qué hermosa estabas! — Sin darse cuenta de que su gesto anterior no había sido correspondido, la coach de modelos continuó a toda velocidad: — ¡Dios mío, y esa entrada!!!

Karla soltó una risa nasal ante la euforia de Keana, mientras saludaba con la cabeza a cuatro modelos secundarias que también la colmaron de cumplidos al pasar por el pasillo.

— ¡Tenemos que celebrarlo! — Keana agarró el antebrazo de la latina como si quisiera toda su atención. — Tenemos que salir, beber y celebrar este día históri...

— Ya tengo un compromiso esta noche, Srta. Marie. — Su tono de voz no era nada alegre. Al contrario, era serio. Camila ni siquiera sonrió cuando su compañera de trabajo pasó por delante de ella. El sentimiento de traición era uno de los más amargos y tristes para ella. — Pero gracias por la invitación, de todos modos.

Keana la soltó enseguida.

— ¿Va todo bien? — Keana frunció el ceño, sin comprender.

— Sí, ¿hay alguna razón para que no lo esté? — Camila alternaba su atención entre su entrenadora y las demás personas que pasaban por el pasillo para felicitarla.

Y Keana obviamente había notado la diferencia en cómo Camila estaba tratando a los desconocidos en comparación a ella. La enorme diferencia entre sonrisas alegres y una voz impregnada de seriedad, que la hacía parecer una molestia o alguien a quien Camila no quería ver por mucho tiempo.

El tratamiento en el pre-desfile no fue diferente, como lo estaba haciendo ahora. Camila estaba enfadada consigo por alguna razón que aún desconocía.

— No me pareces bien. — Su sonrisa se fue marchitando poco a poco. — No conmigo...

— Estoy bien, Srta. Marie. — Trató de echarse el pelo a un lado. Eso porque permanecer parada con aquel pesado vestido, blindado de piedras, no era una de las cosas más cómodas que se podían hacer. — Con permiso.

Keana captó el mensaje y cedió paso sin rechistar, después de la patada que recibió.

Era la primera vez que la modelo que había entrenado con tanto esmero tenía una actitud así. Se trataba, en efecto, de un momento muy importante y Keana Marie se sintió justificada al querer celebrarlo con Camila. También quería que la agradecieran, la elogiaran, por el minucioso entrenamiento que le había dado a la cubana, así como por los consejos.