Capítulo VII

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Llegó el sábado, y con él la salida de amigas de Rosabelle, Angie y Dyanne. El punto de encuentro era en el parque cerca del centro. Dyanne había llegado hacía pocos minutos, seguida de Angie. Solamente faltaba Rosabelle. Por otra parte, Rosabelle se había levantado un tanto tarde, por lo que estaba contra el reloj caminando apresuradamente para encontrarse con sus amigas.

En un momento, dobló en una esquina y divisó el parque. Forzando un poco la vista logró ver a sus amigas hablando entre ellas, probablemente sobre su demora. Apresuró un poco el paso y sin querer chocó con alguien. No llegó a caer al suelo ya que fuera quien fuera la había sujetado antes de poder hacerlo.

— Disculpe, no lo ví en el camino — expresó algo avergonzada hasta que la persona habló.

— No te disculpes Belle, es un placer chocar contigo de vez en cuando en la calle — respondió esa persona y entonces Rosabelle cayó en cuenta de quién era.

— ¿Enzo? — preguntó al tiempo que se separaba del chico.

— Un placer volver a verte Rosabelle, a pesar de las circunstancias.

Enzo Gills estudiaba antes en la escuela durante primer año, pero se mudó de ciudad. Tuvieron un "casi algo" por así decirlo, pero que no pasó a mayores porque él se fue. De todas formas cuando lo volvió a ver, el tenía una nueva novia y la historia terminó ahí.

— Hace tiempo no te veía, ¿Estás bien? — agregó.

— Sí gracias, todo ha estado bien — respondió — Tengo que irme, unas amigas me están esperando. — sentenció.

— Estaré un tiempo en la ciudad, tal vez podamos salir un día — expresó.

— Tal vez, nos vemos Enzo — dijo la chica para seguir su camino, sin dejar al mencionado despedirse.

Después de la pequeña distracción con Enzo, la chica por fin llegó a donde estaban sus amigas.

— ¡Al fin Rosabelle, pensé que ya no vendrías! — exclamó Dyanne.

— Perdón, me levanté algo tarde y luego me encontré con Enzo por el camino y me atrasé aún más — se excusó.

— ¿Enzo? Bueno, no importa porque nada va a detener el día de chicas, ¡Vamos! — exclamó Angie y así comenzaron a caminar hasta el centro de la ciudad para comenzar su día.

Recorrieron algunas tiendas, compraron algunos accesorios para sus cuartos y sus mascotas. Almorzaron en una cafetería y las risas no faltaron en todo el día. Luego pasaron por una tienda de arte donde Angie compró algunas pinturas para sus creaciones y las demás algunos cuadros minimalistas muy lindos.

— Entonces, ¿Qué quería Enzo? — preguntó Angie dándole un mordisco a su hamburguesa.

— Nada, me dijo que era bueno verme, y que si podríamos vernos algún día — dijo mientras bebía de su refresco.

— Al final resultó ser un mujeriego de primera, pero bueno — expresó Dyanne encogiendose de hombros.

— ¡Chicas miren esto! Aquí dice que en el pista de skate que está a unas cuantas cuadras de aquí hay una competencia, ¿Vamos a verla? — preguntó Angie.

— Me parece bien, hace años que no voy a un parque de skate — sentenció Rosabelle.

— ¡Perfecto, vamos! — exclamó Dyanne.

Las chicas salieron de la cafetería, y luego de recorrer un poco más las tiendas, se dirigieron al parque de skate. Había que hacer tiempo porque la competencia no empezaba hasta las 5 de la tarde. Un poco pasadas las  4:30 las chicas comenzaron a caminar en dirección a la pista de skate.

Sk8ter Boy ©Where stories live. Discover now