Capítulo I

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Otro día soleado en Toronto Canadá, dónde las personas caminaban hacía sus respectivos trabajos y colegios. En la preparatoria Skyland Hills los pasillos acababan de vaciarse luego de que el timbre sonó, anunciando que la sesión escolar de la mañana comenzaba y ni un solo ruido se escuchaba más que el de los alumnos murmurando en sus salones y los profesores dando voces de mando.

Pero ese silencio apasible se rompió en el momento que tres estudiantes de tercer año pasaron corriendo como almas que se lleva el viento, mientras lanzaban maldiciones silenciosas al aire.

— Demonios, si la señorita Rojas ya llegó al salón podemos darnos por muertas y reprobadas en Biología.

Dyanne Herms cuando se trataba de éstas situaciones siempre estaba con los nervios a flor de piel, asustada de algún regaño dejando ver su creciente ansiedad recién descubierta y que le constaba controlar. A pesar de eso era una chica alegre y con sueños esperando por cumplirse.

— Dya, ¿Podrías dejar de decir esas cosas? Creo que me va a dar un ataque al corazón de los nervios.

Angie Lou Copper, la artista por naturaleza con unos dotes para el dibujo que llegarían a impresionar a cualquiera que llegara a ver sus dibujos, era en cambio más positiva, como un rayito de sol. Con su personalidad explosiva siempre lograba hacer que sus amigas olvidaran sus malos momentos.

— Callénse y sigan corriendo, sino moriremos en el intento de llegar

La bizarra por así decirlo, combinación de la personalidad de Dyanne y Angie, se encontraba resumida en la simple figura de Rosabelle Darrell, una chica ambivertida, tímida y explosiva a la vez, que siempre estaba acompañada por sus dos amigas y dedicaba su tiempo a leer y oír a sus artistas favoritos.

Las tres muchachas corrieron hasta que vieron la puerta del salón de Biología. Con cuidado, se asomaron a la ventana para observar dentro del salón, sus compañeros hicieron señas para que pasarán ya que la profesora estaba distraída. Así que, sigilosamente, entraron al salón  y ocuparon su lugar en la mesa para tres personas para comenzar a prestar atención a clases.

— Rosabelle — llamó discretamente Dyanne — Mira por la ventana.

La chica respondió al llamado de su amiga, observando por el limpio cristal en alguna dirección concreta, hasta que fijó su vista en lo que su amiga quería que viera, quedándose embobada unos minutos.

— ¡Señorita Darrell! — exclamó la profesora, haciendo a la chica sobresaltarse en su asiento — ¿Otra vez perdiendo el tiempo mirando por las ventanas? ¡Esto es indignante! — agregó exasperada — ¡Salga de mi salón, y en la próxima clase debe traerme un trabajo sobre lo tratado hoy!

— Pero señorita Rojas, yo-  — no pudo concluir ya que con una mirada penetrante la profesora la encaró, señalando la puerta del salón.

Rosabelle no objetó más nada, levantándose recogiendo sus cosas y mirando a sus amigas. Dyanne tenía una mirada culpable, probablemente se sentía mal pensando que por ella expulsaron a su amiga, Rosabelle le sonrió, haciendo un gesto con su cabeza que indicaba que todo estaba bien.

Salió del salón y caminó por los pasillos, buscando la salida hasta el patio. Y pensar que todo fue por culpa de él.

— Ah, Mason, no se para que sigo así, sí de todas formas ni mirándote por las ventanas notas que existo.

Mason Pratt era un chico del mismo año que Rosabelle, siempre se le veía en su mundo, enfrascado con su guitarra que siempre lo acompañaba y con sus amigos en los recesos y horarios de almuerzo. Hubo un tiempo en el que ambos hablaban y podría decirse que entablaron una "amistad" gracias a la mejor amiga de Rosabelle, Shanna Garret, quien ahora estaba en otro país con su familia.

A pesar de conocerse desde primer año, nunca más volvieron hablar después de un tiempo. Y a pesar de eso, Rosabelle siempre notaba a Mason, por muy lejos que estuviese y podría decirse que era su crush, pero ni ella misma estaba segura de eso. Sus amigas la molestaban con eso, e insistían en que, sí el verdaderamente le gustaba, debería decirle.

Que bien, ya estamos de nuevo pensando en tonterías Rosabelle, ¿Dónde tienes la cabeza? — se dijo mentalmente, mientras salía al patio para sentarse debajo de un árbol frondoso, en el que pasaba sus tiempos libres a veces con sus amigas, y a veces sola como ahora.

Se tiró en la hierba, pegando su espalda al tronco del árbol, mientras se ponía a pensar como hacer el dichoso trabajo que le había pedido la señorita Rojas. Decidió leer el capítulo del libro haber si encontraba algo que le sirviera para eso, por lo que se dispuso a sacar su libro.

— Vaya, parece que hasta a las estudiantes prodigio las sacan del salón alguna vez — dijo una voz a sus espaldas, una voz que podría reconocer a kilómetros de distancia.

¿Podría ser...?

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Holaaa :), esta es mi primera historia, espero que disfruten con lo que escribo y esperen con ansias los próximos capítulos.
XO💋

Sk8ter Boy ©Where stories live. Discover now