Nada es perfecto. El mundo no es perfecto, pero está allí para nosotros haciendo lo mejor que puede, por eso es tan maravilloso [Colección de one-shots].
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Amestris, un país cuya mayoría de población no comprende el propósito de su creación. Sin embargo, solo unos pocos afortunados conocen y guardarán en sus mentes el oscuro misterio que se esconde detrás de esta vasta nación.
Estas personas son también portadoras de sus propios secretos, ya sean relacionados o no con el misterio de Amestris, y forman una incógnita que muy pocos pueden percibir. Curiosamente, aquellos que llevan el secreto más profundo de Amestris también anhelan descubrir, tal vez, otro gran enigma que envuelve a la nación. A pesar de esto, no hay nada siniestro en sus intenciones.
¿Había algo más en juego o todos habían caído en un engaño elaborado?
Aquellos que ya no estaban entre los vivos podrían haber dado testimonio de las dudas que atormentaban a algunos de sus seres más cercanos. Los que aún seguían con vida afirmaban que todo estaba meticulosamente planeado, como una partida de ajedrez donde la victoria estaba asegurada. Se reían entre dientes y volvían a sus asientos, como si fuera la meta de alguno de ellos.
Los secretos, susurros silenciosos cargados de comentarios prohibidos, llenaban el ambiente. Eran secretos propios y ajenos, impregnados de un aire de misterio, con sonrisas escondidas detrás de labios mordidos, bajo un paraguas que ocultaba a un cachorro mojado y tembloroso.
Estos secretos se volvían peligrosos si llegaban a ser descubiertos, ya que las leyes los castigaban. Se desplazaban como murmullos por los pasillos de la ciudad, absorbiendo cada insulto de la gente insegura, guardando deseos que casi se atrevían a expresar en voz alta. Las pruebas se ocultaban en las cicatrices invisibles para los demás, pero que residían en sus mentes, a veces a su favor y a veces en su contra.
Eran secretos como la noche oscura, pero también como el atractivo encanto de un bar que seduce a quienes lo cruzan, escenas que se desarrollan en los rincones ocultos de la ciudad. Estaban envueltos en una pasión ardiente, con un fuego que surgía con un simple chisporroteo, resguardados por ojos serios, pero también amorosos. Eran tuyos, tal vez perdidos o tal vez ya conocidos.
—General...
—Capitana...
Secretos donde el afecto quedaba sin palabras. El viento actuaba como cómplice cuando, a mitad de la noche, se separaban, dejando la pasión latente hasta la próxima noche oscura en los rincones ocultos de la ciudad.
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Nota de la autora: Esto está basado en la canción Resistence de Muse. A mi parecer, el himno Royai. Solo busquen su letra y sabrán de qué hablo.
Aunque tarde mucho en su momento, esta fue la primera vez que publiqué para una Royai Week y escribí para una pareja en días tan seguidos. Resultó muy satisfactorio escribir sin tantas presiones.
