El alquimista y la francotiradora

Paternidad.

El alquimista y la francotiradora

FULLMETAL ALCHEMIST © HIROMU ARAKAWA

Sinopsis: Nada es perfecto. El mundo no es perfecto, pero está allí para nosotros haciendo lo mejor que puede, por eso es tan maravilloso [Colección de one-shots].

—¿Estás seguro de esto, Edward? —preguntó Winry, notando cómo su pareja sostenía el teléfono entre su mano izquierda y su oreja. Se notaba la tensión en su rostro, con la mirada ceñida y los hombros rígidos, mientras que su otra mano sujetaba una fotografía.

—Estoy totalmente seguro, Winry. No tengo idea de cómo este idiota lo interpretará. Quiero decir, sí, se lo mencioné, pero no de manera tan formal. Seguro que ese cretino se burlará de mí —refunfuñó Edward, sacudiendo el teléfono con desgano mientras observaba la foto de Roy Mustang y Riza Hawkeye.

Edward Elric llevaba planificando su boda con Winry Rockbell desde hacía un par de meses. La mayoría de los problemas estaban resueltos y solo quedaban detalles menores por resolver. Sin embargo, Winry notó que su prometido había estado prestando especial atención al mural de fotografías durante la última semana.

Pensó que podía ser añoranza, pero después de escucharlo musitar el nombre de Roy Mustang acompañado de varios insultos, supo que el comandante superior era el problema. Aún no sabía qué había pasado ese medio año en Central junto al general, ya que Edward solo le había mencionado su regreso al ejército.

Pero la relación entre esos dos hombres había cambiado. No se necesitaba ser un genio para darse cuenta.

Edward tenía el teléfono en la mano una vez más y llamó al cuartel general de Central. Esperó los tres tonos para indicar que estaba usando una línea externa, proporcionó su número de la milicia y pronto escuchó al intermediario decir que lo conectaría con la línea del general Roy Mustang.

Era hora de afrontarlo.

—Acero, ¿por qué me llamas? —preguntó Roy Mustang. El tono arrogante y engreído, estaba allí. Era una señal de que todo estaba yendo perfectamente—. ¿Llamas para decirme que tu boda fue cancelada porque la señorita Rockbell se hartó de ti?

—Mira, general, no tengo tiempo para tus bromas. Voy directo al grano —dijo Edward con sencillez, pero dando a entender que el asunto era serio. Podría haber jurado que escuchó a Mustang cambiar de posición en su asiento y a Hawkeye murmurar algo. Era obvio que estaban en la misma habitación—. Mi boda es en un par de semanas.

—Incluso he hecho espacio en mi apretada agenda para asistir. Así que considérate afortunado.

Edward soltó un suspiro por su tono humorístico en medio de la conversación y siguió adelante.

—Bueno, sé que ya te lo había mencionado antes, pero...

Las palabras se quedaron atascadas en su garganta, sintiéndose avergonzado por tener que pedir algo así.

—¿Acero...?, ¿Acero?, ¿Ed...?

Sin embargo, al recordar todas las cosas que Roy Mustang había hecho por él en el último tiempo, Edward se dio cuenta de que sería una falta de respeto no pedírselo. No tenía sentido cuestionar si debía decirlo o no; era su deber decirle su idea, punto.

—¿Podrían tú y la teniente asistir como mis padres a la boda? Antes había mencionado esto, pero...

—¿Qué color de corbata debo llevar? —interrumpió Mustang.

—¿Eh? —Edward estaba confundido.

—Recuerdo que tanto el novio como el padre deben llevar corbatas a juego, Acero. ¿O acaso no sabes lo básico? —le increpó y Roy escuchó la vacilación en la voz de Edward, así que lo interrumpió—. No te preocupes, ocúpate de otros detalles. Yo me encargaré de conseguir una corbata desde aquí. Solo asegúrate de no aburrir a la señorita Rockbell, muchacho —y la llamada se cortó.

En Resembool, Winry observó desde una distancia segura. No podía saber exactamente qué estaba pasando por la expresión de Edward, pero el atisbo de una sonrisa en su rostro dejó en claro que las cosas eran todo lo contrario a lo que pensaba.

En Central, un general había dejado el teléfono hace instantes, manteniendo una expresión imperturbable frente a su teniente primera y guardaespaldas. Hawkeye levantó sutilmente las cejas al observar su semblante. Mustang negó con la cabeza apenas.

—Teniente, espero que tengas un vestido adecuado para el evento que nos espera en Resembool —comentó mientras recogía su pluma y seguía firmando documentos. Los números del proyecto de Ishbal fueron disminuyendo a medida que la reconstrucción llegaba a su fin.

—¿Señor...?

—Puede que no me creas, pero hemos estado actuando como padres para cierto joven —admitió Mustang. Se le notaba orgulloso. Nadie habría imaginado que estaría complacido de tener una especie de vínculo paternal—. Habría preferido que tuviera mi cabello y encanto. Aunque su tono dorado tampoco luce mal, teniente.

Las facciones de Riza se relajaron. Sus comisuras se elevaron, pero su rostro se mantuvo sereno. El sonido del agua hirviendo resonó, y fue a buscar el té para su superior.

—Señor, Edward se parece a usted más de lo que piensa.

—El físico de la madre y la actitud del padre —carcajeó, complacido.

El general terminó de firmar y colocó los documentos a un lado mientras la teniente traía su taza. Roy la sostuvo y apretó suavemente la mano con la que ella dejaba el azúcar y la cuchara.

Riza le lanzó una mirada reprobatoria, pero el gesto tranquilo de Roy le permitió relajarse, aunque solo fuera por un momento. Un instante, un suspiro.

—Hicimos un buen trabajo con él, ¿no lo cree, teniente?

—Sí, supongo que sí.

Nota de la autora: Estoy sacando del baúl de recuerdos de mis aportaciones más antiguas a una week: Royai Week 2018. De hecho, digo con seguridad que es la primera que complete en su momento.

Debido a lo que significa para mí, he decidido volver a subir estos aportes, corregidos.

Ciao.