16. Miedo

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- "No estoy lista, Yoo."
La compañera de piso de Yoorim había estado fuera por horas, pero había decidido llegar inesperadamente. Ahora estaban en el techo del pequeño edificio, congelándose de frío, pero solas y alejadas del mundo. Yoorim obviamente había notado esta constante en Siyeon y le permitía seguir el juego mientras se mordía la lengua.
- "Quizás debí controlarme, pero no supe nada de ti en dos días."
- "Te dije que me iba."
- "¿Y en Daegu no hay señal?"
- "En Daegu no—" - Siyeon suspiró y prefirió no continuar.
Habían pasado varios días desde el incidente, pero la molestia de Siyeon no parecía disiparse. Ya no importaba el tiempo que decidió tomarse, las horas que se pasó pensando y no estaba segura de si estaba realmente molesta o simplemente buscando excusas para mantenerse lejos de ella. La actitud de la bella chica la había desconcertado. Yoorim era quizás todo lo que Siyeon pudo haber sido antes, igual de valiente, igual de alegre con suerte. Quizás no tanta suerte... Esto le estaba causando miedo, más que rechazo; sin querer había empezado a retroceder lo poco que habían avanzado juntas. El silencio se estaba volviendo incómodo.
- "¿Esto es por tu compañera de piso?" - Yoorim miró al horizonte.
- "¿Quién?" - Siyeon seguía mirándola.
- "Sua."
- "¿Por qué por ella?" - Parecía confundida.
Yoorim volteó sin creerlo; ¿Realmente Siyeon podía ser tan ciega? Era tan obvio que le bastó una simple mirada para reconocer los celos de la chica enyesada. La pelinegra se veía ingenuamente perdida en la conversación, así que se limitó a decir. - "vaya que eres lenta, unnie." - Regresó su mirada hacia el horizonte. La bonita joven sabía que Siyeon podría corresponder los sentimientos de Sua. Lo sabía porque había reconocido esa mirada y solo tuvo que quedarse un minuto en silencio aquella mañana en la que se levantó en casa de la pelinegra para comprobarlo. Un minuto viéndolas interactuar en la cocina, una tan cerca a la otra, fue suficiente para ver un chispazo que jamás encontraría en su conexión con Siyeon. Luego decidiría interrumpir el momento. Sus respiraciones se vaporizaban justo fuera de sus labios, formando una nube blanca que se perdía en la noche. Yoorim sorbió la fría nariz en seco y Siyeon solo tenía los brazos cruzados tratando de mantener su temperatura. - "Supongo que esto es todo." - Dijo Yoorim.
Siyeon se preguntó si realmente daba para tanto o estaba exagerando... - "Podemos imaginar que nada pasó." - Intentó ceder ante su molestia.
- "Eso es lo que llevamos haciendo por semanas, unnie." - Yoorim volteó hacia ella. - "Imaginamos que nada pasa y no salimos de cuatro paredes para demostrarle al mundo que nada pasa." - Ella también estaba fastidiada.
- "No necesito demostrarle al mundo que me gustas, Yoorim-ah."
- "Tampoco es necesario ocultarlo." - Negó. - "No me gusta estar con alguien que no defiende lo que quiere, que no acepta lo que es y que no enfrenta la vida."
- "Tú no entiendes." - Frunció el ceño pensando en lo injusta que estaba siendo. - "Yo sé perfectamente qué es defender lo que quieres."
- "Entonces quizás no me quieres lo suficiente." - La falta de reacción de Siyeon la hizo comprobar su teoría. Cerró los ojos para tomar fuerza y se acercó para darle un dulce beso en los labios. - "Vete ya, Siyeon. Hay alguien que debe estar esperándote en casa." - Arregló el saco negro de la pelinegra, acomodó su bufanda y acarició su rostro.-  "Ya sabes cómo bajar..."
Siyeon la vio alejarse hacia las escaleras y la dejó ir. Siyeon se sintió mal por Yoorim y no iba a ocultarlo. No estaba segura de qué le había impedido responderle como pensó que debía, pero no podía mentir. Siempre supo que la atracción física fue el principal gancho en su relación, pero pensó que podría superarlo. Se detuvo en una tienda y compró algunas cosas. Pocas veces la ansiedad le había durado tanto. Se sintió un poco perdida en sí misma mientras caminaba en la calle, hasta que pasó al lado de un edificio inmenso. La luna y la luz amarillenta de los postes, la ayudaron a ver su reflejo. No se parecía en nada a la Siyeon de hace un año. El ceño fruncido parecía seguir ahí después de tantos días. Trató de sonreír genuinamente sin parecer demente, pero prefirió seguir su camino cuando vio que no parecía encajar con su nuevo rostro. Estaba molesta, fastidiada; ¿Tenía Yoorim razón y es que no estaba enfrentando la realidad de las cosas? ¿Hasta cuándo tenía que seguir viviendo entre sombras?

El Departamento [Adap.Suayeon]Where stories live. Discover now