𝘅𝗶𝗶. fingir

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          La calidez de un beso repleto de emociones siempre lograba hacer que Cirrus se estremeciera; sobre todo si la otra persona le besaba con tal fervor como para hacerle cerrar los ojos y permitirle que se perdiera entre las sensaciones que ...

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          La calidez de un beso repleto de emociones siempre lograba hacer que Cirrus se estremeciera; sobre todo si la otra persona le besaba con tal fervor como para hacerle cerrar los ojos y permitirle que se perdiera entre las sensaciones que explotaban dentro de él. Cirrus no recordaba bien cuándo había sido la última vez que alguien le había hecho sentir así con un mero beso.

Sus ojos se cerraron mientras Keisuke comenzaba a mover sus labios contra los suyos; creando una pequeña danza que ambos comenzaron a bailar al mismo compás. Las manos del contrario encontraron su cintura, y la apretó suavemente mientras que las manos de Cirrus viajaban hasta el pelo de Keisuke y se inmiscuía entre este hasta encontrar su nuca y así acariciarla; logrando hacer que el moreno emitiera algo parecido a un sonido de satisfacción.

Cirrus jadeó, sintiendo como su mente se nublaba hasta tal punto como para no ser consciente de sus actos. Agarró más fuerte a Keisuke por la nuca, atrayéndole más a su cuerpo si eso era posible; hasta que sus caderas chocaron. Inclinó su cabeza sutilmente hacia la izquierda, profundizando aquel beso mientras sentía cómo la lengua de Keisuke rozaba suavemente sus labios pidiéndole que los abriera.

Entonces, Cirrus volvió a poner los pies sobre la tierra y la neblina que cubría su mente se disipó. Abrió los ojos, separó su boca de la de Keisuke y le empujó suavemente para que se apartara de su cuerpo, mientras que ambos jadeaban y, en las mejillas del moreno, había un profundo sonrojo que se disimulaba gracias a la oscuridad de la noche.

¿Y si alguien les había visto? Estaban en público aunque fuera de noche. Cualquiera que paseara por allí podría haberse dado cuenta de que se estaban besando. ¿Y si todo volvía a pasar? ¿Y si los demás se enteraban de que le gustaban los hombres y le apartaban? ¿Y si Keisuke lo empezaba a difundir?

—¿Qué coño estás haciendo? —preguntó Cirrus alterado, sintiendo como sus manos temblaban.

—¿Eh? —pestañeó el moreno, confuso por el repentino cambio de actitud del contrario— ¿Qué pasa...?

—¡No vuelvas a hacer eso! —reprendió el peliblanco, alejándose un par de pasos mientras sentía cómo su corazón martilleaba con una fuerza sobrehumana dentro de su pecho— ¡¿Acaso te gusto?! ¡No seas estúpido!

—¡Yo no beso a cualquiera, Cirrus! —se exaltó Keisuke, alzando sus cejas molesto— ¡¿Piensas que te he besado para divertirme o reírme de ti?!

—¡Pues claro! —respondió el peliblanco de manera obvia— O puede que quieras jugar conmigo, experimentar o cualquier mierda así... —volvió a caminar un par de pasos para alejarse aún más— Dios, no vuelvas a besarme.

Keisuke apretó los dientes cuando vio como Cirrus se daba la vuelta para huir una vez más; sin embargo, se le adelantó y le agarró del brazo para impedírselo nuevamente.

—¿Dónde vas? —inquirió— ¿Vas a dormir en un puto banco esta noche o qué?

—No es de tu incumbencia.

𝗘𝗦𝗧𝗜𝗚𝗠𝗔,          baji keisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora