Rhaenyra Targaryen había deshonrado a su casa, y así misma, después de una noche entre copas y follage, la princesa heredera había quedado en cinta. Viserys, el rey, ordenó que la joven fuera casada con nada menos que, Otto Higthower, su lord mano y...
Dragonstone era apacible comprado con la capital de King's Landing, la enorme fortaleza que se abría paso en donde un día un enorme volcán emergió devastando todo a su paso y ahora era simplemente cenizas tranquilas que descansaban silenciosas mientras las playas de arena eran bañadas por las frías aguas saladas del agitado mar. Casi cinco años había pasado desde que la princesa Rhaenyra se había refugiado en los muros de Dragonstone en busca de paz luego de la pérdida de su bebé no nato.
Durante ese tiempo muchas cosas habían pasado, la reina Alicent dio a luz a dos niños y una pequeña niña, el príncipe Aegon fue el primogénito, llegó rápido y sin quejas según cuentan, dos primaveras después la pequeña princesa Heleana nació siendo bendecida con el nombre puesto por su hermana mayor Rhaenyra mediante sus cartas de felicitación y por ultimó, el príncipe Aemond de quien la reina tuvo un parto doloroso que la dejó en cama por meses. Ahora la reina Alicent estaba nuevamente embarazada.
Así mismo, La reina Laena Velaryon dios a luz a un segundo y tercer hijo varón para el reino, el príncipe Aelor llegó en una noche tormentosa, algunos murmuraron pues el niño era la viva imagen del príncipe canalla así mismo el Segundo llegó sin prisa el año siguiente, el príncipe Aenor nació siendo calmado y acuñado al pecho de su madre pues era su viva imagen. Los dioses también la bendijeron con dos niñas gemelas, nombradas, la mayor como Baela y la Segunda Rhaena sin embargo las niñas tomaron el apellido Velaryon en vez de Targaryen por petición de la madre y consentimiento del rey.
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Rhaenyra apretó el borde de su vestido pues los nervios la estaban consumiendo por dentro, llevaba cinco años casada sin compartir lecho con su señor esposo y los rumores sobre la falta de fertilidad en la princesa ponían en duda su herencia. El carruaje paro en seco cuando las puertas de Reed Keep abrieron dejando ver la imponente fortaleza de color rojo, Ser Harold fue el primero en avanzar para brindar sus saludos y respetos a la heredera.
— Bienvenida princesa, espero que su estancia sea placentera. — dio una leve reverencia manteniendo una sonrisa sincera.
— Muchas gracias, Ser Harold. — dijo la joven bajando del carruaje y tomando la mano del comandante para bajar.
La puerta principal de la fortaleza fue abierta, la reina Alicent salió de ellas con una enorme sonrisa en su rostro mientras cargaba en sus brazos al pequeño Aemond. Rápidamente Ser Criston se colocó frente a la Reina para anunciar la llegada de la princesa.
