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Dios, estaba tan nervioso.
Podía parecer una estupidez luego de todos esos años, pero la idea de arruinar las cosas aunque fuese por un simple detalle, lo aterraba más que todo.
Ni siquiera estaba seguro de si era correcto decidir por ambos, pero esperaba que la forma en que se sentían fuese algo mutuo. Deseaba que Jungkook estuviera sintiendo con la misma intensidad.
Llevaban casi un mes separados y saber que por fin había logrado conseguir un poco de tiempo libre para volver a Seúl, provocaba que su emoción se desbordara. Entre mensajes y llamados, volvían a reafirmarse que comenzar de nuevo era algo que querían; así que ahí estaba ahora, mirando a su alrededor para convencerse que realmente estaba dispuesto a avanzar junto al piloto.
Exhaló, preguntándose si todo estaba perfecto o quizá había exagerado, su labio abultándose ante lo idiota que se sentía por estar pensando tanto sobre algo que durante el tiempo que estuvieron separados, no era más que un acto de liberación, ya fuera de enojo o frustración. Pero todo eso ya daba igual, porque Jungkook estaba a su lado y se había encargado de devolverle pieza por pieza, todos los trozos de su vida que había decidido dejar rotos y esparcidos, ocultos bajo aquel manto de resentimiento que ahora no parecía más que un mal recuerdo. Dejó escapar un suspiro, decidiendo que no debía seguir cuestionándose y que ahora sólo faltaba que el piloto leyera sus mensajes una vez llegase al aeropuerto. Sólo debía esperar y todo estaría perfecto.

Sus manos jugaban de manera nerviosa con el nudo de aquella bata, mirándose frente al espejo, sonrojándose violentamente como si en verdad se tratase de una primera vez.
Mierda, ¿Qué le pasaba? No es como si no se conocieran... Pero habían pasado dos años donde el piloto también había conocido otras personas. Ah, que idiota se sentía...
—Cobarde —se dijo a sí mismo, acomodando su cabello mientras volvía a ordenar la bata y sus ojos recorrían la habitación—, está todo bien...
Exhaló, palmeando su rostro para darse ánimos, mas tensándose cuando su teléfono vibró y vio el mensaje del piloto, queriendo confirmar si era correcto entrar al apartamento por su cuenta. Sonrió, respondiendo rápidamente antes de volver a la sala, ansioso al saber que Jungkook estaba a minutos de llegar.
Cuando la puerta del apartamento se abrió, no pudo evitar recordar aquel momento en donde el piloto, tal cual estaba haciendo en ese instante, dejaba sus cosas de lado, con el agotamiento evidente en su rostro mientras caminaba hacia él.
Vio la sorpresa en el pelinegro que se acercaba con dudas, sonriéndole de manera tenue mientras dejaba que el piloto observase el apartamento.
—Bienvenido —dijo con suavidad, tomando las manos de Jungkook antes de presionar sus labios por unos segundos sobre los del piloto, poniendo distancia suficiente para observarlo.
—Muy cliché —susurró, abrazando al modelo sin poder borrar la sonrisa de sus labios, dejando que la tenue luz que sólo era proporcionada por las velas que el modelo había ubicado por el amplio lugar, los fuera abrazando—, te amo tanto.
Sonrió, tomando las manos del piloto para guiarlo a la habitación, riendo de manera tímida por toda aquella demostración de romanticismo —que para algunos podría catalogarse como barato—, pero que para ambos era una muestra más de todas las emociones que compartían. En los ojos del piloto, que recorrían el camino de las velas y los pétalos, se notaba claramente que tras su sonrisa, los recuerdos iban fluyendo sin control.
—Como en Suzuka, pero mucho, mucho mejor —el modelo dijo con una sonrisa, separándose de Jungkook y llevando sus manos al nudo de la bata que vestía, sonrojándose al ver los ojos del piloto seguir cada uno de sus movimientos. Era un juego y ambos lo sabían; manejar los tiempos de manera calculada y dejar que cada una de sus acciones se volvieran una parte más de toda esa espera, provocaba que toda la ansiedad que sentían fuese en aumento.
Su lengua humectó sus labios, dejando caer la fina tela que lo cubría bajo la atenta mirada del piloto, misma que pareció obscurecerse cuando sus pupilas se dilataron. Una risa débil dejó sus labios cuando Jungkook se acercó, delineando su cintura con una de sus manos antes de acercarlo, tomando sus labios con lentitud, permitiendo que el modelo fuese soltando uno a uno los botones de su camisa mientras lo besaba con total calma pese a la profundidad que estaba imponiendo.
Con cuidado, siguió los movimientos del modelo hasta que ambos se encontraron sobre la cama, utilizando uno de sus brazos como apoyo para distanciarse lo suficiente para ver su rostro. Sonrió, delineando el rostro de Taehyung, como si de esa forma pudiese volver a reconocer cada una de sus facciones.
—No sabes cuánto te he extrañado todo este tiempo —dijo con calma, besando cada parte del rostro del modelo, dejando que cada uno de esos besos fuese la confirmación de sus palabras, demorando más de lo que era en realidad necesario y tomando cada reacción de Taehyung como un estímulo a continuar. Sus manos recorrían con la misma calma su cuerpo, trazando su camino con su boca mientras sentía la piel del modelo erizarse ante el más débil roce, extasiado por la forma en que él mismo se sentía perdido en cada caricia que estaban compartiendo.
Incluso con casi los tres años que llevaban separados, estar junto a Taehyung se sentía correcto de cada forma posible. Cada minuto que se encargó de recorrer su cuerpo y deleitándose con las respuestas que recibía, era como estar recomponiendo aquello que por tanto tiempo pareció imposible. Más allá del contacto físico, era la certeza de que ambos estaban nuevamente unidos en todo sentido. Por cada minuto compartido y en donde la ropa terminó en desorden en el piso mientras su piel se fundía con la del modelo, comprendía que todo parecía insuficiente para demostrarle lo mucho que había necesitado volver a estar junto a él.
Así que sin prisa y con movimientos que a ratos lograban que toda cordura en el modelo desapareciera, escuchando cada sonido que arrancaba de su garganta mezclarse con palabras de amor que morían silenciadas entre besos, se permitió perderse también en cada sensación. Su piel ardiendo mientras las uñas de Taehyung se clavaban en él, para luego sostener su mano con fuerza, sin querer cortar aquel momento.

Mío Where stories live. Discover now