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Debería haberse negado. Podía haberse negado... Pero Taehyung no era una persona dada a escapar a las situaciones que no fuesen de su total agrado. Por eso, cuando su mánager le entregó aquella invitación impresa en impecables letras doradas y quizá en un excesivamente costoso papel, sólo había sonreído y aceptado sin demasiados cuestionamientos.
Es que al fin y al cabo, tampoco iba a arriesgar su carrera profesional, consciente de que el mundo del modelaje era una selva donde debía ser un depredador. Su imagen era la mejor valorizada en todo el país y, aunque doliese a algunos, no existía una persona con tanto talento y atractivo para el modelaje como él. Lo sabía, porque su carrera estaba construida a base de esfuerzo y, tal vez, un carisma que muchos dentro de su ambiente laboral envidiaban sin demasiadas ganas de ocultarlo. Pero poco le importaba en verdad lo que otros pudiesen pensar, porque así habia conseguido trabajar para grandes marcas y firmas de modas que muchos otros hubiesen muerto por representar. Y no iba a negarlo, su apariencia podía haberle abierto gran parte de sus oportunidades, pero Taehyung conseguía triunfos donde otros apenas y alcanzaban un pequeño destello efímero. Era cotizado como el mejor, pues donde algunos veían trabajos sin clase e insignificantes, él los convertía en verdaderas oportunidades para deslumbrar.
Por eso, ahora era capaz de estar en aquella fiesta, vestido con el mejor de sus trajes, hecho únicamente para que él lo luciera y con su sonrisa destellando, haciendo gala de aquella personalidad carismática que se volvía un boost para su carrera, captando la atención de gran parte -o quizá de la totalidad-, de los invitados. Y no iba a caer en las hipocresías que acostumbraban a rodearlo y decir que tal vez no estaba listo para tal éxito. No;Taehyunglo amaba, porque eso era la confirmación de que cada esfuerzo al que se sometió para hacerse un nombre en aquel campo de batallas, era recompensado al final.
—No tenemos que quedarnos aquí en verdad, lo sabes—. Su mánager, Hoseok, le habló con una calma que sólo ocultaba sus verdaderos pensamientos, los mismos que estaban grabados en aquella sonrisa que Taehyung no pudo descifrar del todo; o tal vez, es que en verdad no tuvo deseos de aceptar todo lo que aquella sonrisa significaba. —Ya cumpliste con tu presencia.
Le extendió entonces una copa de champaña, analizando con interés las reacciones de Taehyung, quien revoleó sus ojos con fastidio ante sus palabras. Los dedos del modelo sostuvieron de forma grácil y delicada la copa de cristal, llevándola a su boca para saborear el alcohol, sintiendo el alcohol ir haciendo su camino por su garganta, burbujeando suavemente hasta que sólo fue capaz de sentir el suave dulzor que se mantuvo en su boca luego de unos segundos.
Suspiró entonces, sus ojos vagando con desinterés por cada uno de los invitados del lugar, su sonrisa adorando su rostro como el mejor de los accesorios y entregando pequeñas y calculadas muestras de respeto a quienes se acercasen. Siempre afable y dispuesto a interactuar, porque su imagen era todo.
—Ya estamos aquí, no hay que lamentarse por lo inevitable, Hyung. Además no soy yo quien debe escapar, ¿No es así?
Hoseokarqueó una de sus cejas mientras observaba ahora cómo Taehyung saludaba con su sonrisa perfecta al anfitrión de la fiesta, riendo con suavidad por lo que fuese aquel hombre dijera antes de permitir que éste volviese a pasearse entre las personas.

—Ah...ParkHyungSik—su mánager dijo con renovado interés, ganándose la atención del modelo de forma rápida—, escuché que está a punto de lanzar su nueva colección de Joyas, ¿Sabes?
El modelo sonrió, observando con diversión cómo Park Hyung Sik era rodeado de modelos que, sin lugar a dudas, esperaban ser contratadas para la campaña de su futura colección
— ¿Qué tal estoy? —preguntó sin dejar de sonreír, recibiendo una risa contenida por parte de su mánager.
—Despampanante —Pronunció casi como si aquello fuese una obviedad —aunque quizá lo era realmente—, recibiendo la copa que segundos antes Taehyung bebía.
—Perfecto entonces —dijo con su voz teñida de diversión—, conseguiré ese contrato para ti, Hyung. Diviértete mientras tanto.
Sin esperar una respuesta, arregló su cabello con cuidado para despejar parte de su frente y camino hacia donde el grupo de personas rodeaba a Park Hyung Sik. Caminó junto a él, pasando sin siquiera dirigirte una mirada y demostrando total desinterés en su presencia; pues Taehyung sabía que el mejor truco era fingir que aquello que deseaba, no era de real importancia. Y supo a la perfección que había tenido éxito, pues incluso ignorándolo, vio los ojos de Hyung Sik seguir su camino con interés.
Al cruzar el salón y llegar hasta la barra que habían dispuesto para los invitados, apoyó su cuerpo con suavidad sobre la superficie, procurando que su rostro jamás enfrentara al del empresario, esperando porque fuese él quien diera el primer paso.

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