Capítulo 10: Aquello que olvidé

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"AQUELLO QUE OLVIDÉ"

Faltaban pocos meses para aterrizar en el planeta Tierra cuando Rost tuvo la osadía de plantarse en la oficina de la Jefa del Departamento espacio-temporal para dar de baja a Scarlett.

—Tienes que estar bromeando — exclamó la mujer con una sonrisa incrédula después de haber soltado una sonora carcajada llena de sarcasmo —. Eso no va a pasar.
—Estoy muy apenado, pero ella... no está bien — aunque Rost era un hombre grande, en ese momento sus ojos no transmitían nada más que sumisión.
—Tiene miedo, es normal. Es una niña — respondió ella mientras ojeaba otros expedientes. No le dio demasiada importancia hasta que Rost volvió a hablar.
—Sí, pero... es ese chico. No quiere dejarlo.

La Jefa alzó la mirada por encima de sus anteojos rojos y se los acomodó con el dedo medio. Sus ojos miraban a cualquier persona con antipatía, pero en ese momento veía a Rost como si fuera un idiota.

—¿Eso es todo? — dijo — Tráemela. ¡Tráeme a la niña!
—¿Ahora?
—Sí, date prisa — ordenó mientras tomaba el teléfono. Rost se levantó confundido y salió de la habitación a pasos rápidos —. Necesito a alguien de neurología en mi oficina ya — habló a través del teléfono —. No, no puedo esperar, es la misión 204. Muévete.

La mujer maldijo entre dientes mientras rebuscaba entre los cajones de su escritorio. Los azotaba y cerraba mientras se quejaba una y otra vez. Después de un par de minutos terminó de vaciar la mayoría de carpetas y por fin halló, en lo más profundo del último cajón, una copia original del expediente de la famosa Dorothea Winters. Lo miró con desprecio y lo colocó frente a ella en el escritorio.

Nombre: Dorothea Winters
Edad: 15 años

I. Motivo de consulta: Evaluación de la conducta de la paciente.
II. Técnicas e instrumentos utilizados: eliminación parcial de la memoria.

Historial clínico:
La paciente sufre ataques de ansiedad repetitivos a causa de la culpa que siente por dejar a su familia y amigos para convertirse oficialmente en una Guardiana del tiempo. Sus entrenamientos se han visto afectados por el estrés y cansancio, signos de un posible episodio depresivo. La paciente no podrá comenzar con las misiones si no mejora.

La paciente necesita olvidar.

La paciente necesita olvidar.

La paciente...

Tres suaves golpes en la puerta bastaron para sacar a la Jefa de sus pensamientos. Cerró el expediente y lo mezcló entre los otros documentos que adornaban su desastre de escritorio.

—Pase — gritó. Un hombre delgado y muy alto con cabello rojizo y aspecto cansado asomó la cabeza.
—Buenos días, señora —su aguda voz lo hacía sonar como un adolescente —. Me envían de neurología. Mi nombre es Jim.

La mujer se limitó a hacerle un gesto con la mano para que entrara mientras suspiraba con exasperación y ponía los ojos en blanco. El hombre (que aunque parecía no tener más de 20 años, era un doctor), se acercó al escritorio.

—Buenos días, Jim — le dijo ella —. Hoy es tu día de suerte.
—¿Lo es? — el pobre hombre mostró el pequeño atisbo de una sonrisa.
—Dame tu número de departamento.

𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃𝐈𝐀𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 ; 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭Where stories live. Discover now