Capítulo 11

17 2 5
                                    

Conforme pasaban los minutos en el Woods, mi dolor de cabeza se intensificaba. La situación era complicada: Abdel me había atacado, Lía había permanecido impasible sin mover un dedo a mi favor y Kai parecía ser el único que me comprendía. Después de eso, un silencio reinó entre nosotros. Yo no era capaz de abrir los ojos, la luz me resultando molesta y estaba demasiado enfadada, a la vez que herida, como para siquiera ver la despreciable cara de Abdel. Sin embargo, hice un esfuerzo y los abrí. Es que... Maldita la hora en que invité a Lía; habría sido mucho más fácil y agradable si solo hubiera venido Kai.

Di un sorbo más a mi coctel, y fue entonces cuando me di cuenta de que todos en esa mesa, salvo yo, se habían quedado muy quietos. Los observé uno a uno, incrédula, pero ninguno de los tres movió ni una pestaña. Estaban totalmente paralizados. Eché un vistazo a mi alrededor, la música seguía sonando y el gentío del bar continuaba moviéndose y charlando con normalidad, ajena a que mis tres acompañantes se habían quedado en una especie de trance que los inmovilizaba a todos. ¿Hola? ¿Qué estaba pasando?

Lía miraba hacia Kai, y su expresión era una mezcla de tristeza y rabia contenida. Aggg... ¿A quién quería engañar? Era evidente que algo más pasaba entre ella y Abdel, algo más retorcido de lo que parecía y no hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de que estaba siendo manipulada.

Abdel, el individuo que había desencadenado todo esto estaba mirando a Lía de reojo. A la vez sonreía con malicia, disfrutando de aquel juego. Parecía obtener placer de la situación, como si estuviera saboreando la prepotencia que lucía delante de nosotros.

Y por último Kai no apartaba la mirada del pijo de ojos azules. Había una determinación desafiante en sus ojos avellanados que resultaba gracioso de ver, porque era un tío bastante pacífico.

Una fuerte punzada de dolor golpeó mi frente otra vez y tuve que volver a cerrar los ojos.

—Qué bonito, ¿de dónde has sacado eso? ¿De un post de Mr Wonderful?

Abdel no daba tregua, seguía sacando su chulería a relucir sin importarle nada.

Abrí los ojos furiosa y ahora ya todos habían vuelto en sí. No sabía que acababa de pasar, lo que si sabía era que tenía un dolor de cabeza insoportable, que cada vez iba a más y no lo estaba pasando bien.

—De Mr. Sensatez, algo de lo que pareces carecer.

La cosa no estaba mejorando, Kai se estaba irritando, lo noté en su tono de voz. Eché un último vistazo a Lía, que permaneció callada todo el tiempo y ahora miraba a su cerveza.

—Chicos —tenía que parar esto antes de que la cosa fuese a peor— Gracias por haber venido, pero me estoy encontrando fatal —Abdel sonrió como satisfecho— Creo que voy a irme.

—¿Ya te vas? Pero si acabamos de llegar... —Le encantaba la situación, era un alborotador de cuidado.

Me levanté de la silla y no entré en su juego.

—Hace rato que me ha empezado a doler la cabeza.

Me giré hacia Lía, porque no soportaba ver más los ojos de serpiente de Abdel. Ella me asintió, y me pareció que por un momento sentía un poco de compasión.

—No es para menos... —masculló Kai.

—Está bien, Lía y yo nos quedaremos un rato más. Gracias por la cerveza.

Si pretendía molestarme con eso no lo estaba consiguiendo. Con gusto les pagaría sus malditas cervezas con tal de perderlos de vista.

Kai se levantó apresuradamente.

—Te acompaño.

—Hasta luego Erea, nos vemos el lunes, supongo —intervino Lía al fin. Y eso me sorprendió.

CateraldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora