Cap 66: Ecos de Pesadilla

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Dentro de su celda, Shoto temblaba de temor por lo que podría estar sucediendo afuera. Katsuki había descubierto la verdad sobre su romance prohibido con Momo, y ese conocimiento había encendido la ira en su retorcido y vengativo corazón.

Shoto temía que su hermano, en un acceso de ira y crueldad, asesinara a Momo, el amor prohibido que había compartido en secreto, y que también lo forzara a ser su amante en su macabro juego, convertido en una víctima más de su sadismo retorcido.

Sin embargo, Shoto no tenía claro cómo actuaría su hermano para cumplir esa horrible promesa, después de todo, Katsuki estaba comprometido con Izuku y no lo creía capaz de serle infiel. Lo amaba demasiado. Pero de lo que Shoto si estaba completamente seguro era que Katsuki lo resolvería de algún modo.

Con el tiempo ha aprendido que su hermano mayor siempre se ha salido con la suya.

La incertidumbre lo atormentaba, y no podía decidir a qué le tenía más miedo, pero sabía con certeza que ambas pesadillas podían hacerse realidad.

Y aunque tenía magia de sobra para hacer algo, la experiencia le ha enseñado que actuar por su propia cuenta en situaciones así solo ha empeorado las cosas.

La peor tortura que le habían aplicado hasta el momento era la desesperante espera.

–No quiero perderla –susurró angustiado, un eco lamentable que rebotó en las paredes y se perdió en los oscuros rincones. Sin esperanza, sin salvación.

Su desobediencia y anhelo de amor, añadiendo la desesperación de romper su maldición, crearon este resultado.

Mientras Shoto estaba perdido en sus oscuros pensamientos, la puerta de su celda se abrió de golpe, revelando la figura amenazante de su hermano mayor, Bakugou Katsuki, parado en la entrada.

La mirada furiosa del rubio cenizo perforó su alma como un cuchillo afilado, y antes de que Shoto pudiera articular una palabra de súplica o defensa, Katsuki conjuró un látigo de fuego rojo en su mano.

El látigo silbó a través del aire antes de impactar en el pecho del medio albino con un estallido de dolor ardiente. Un grito desgarrador escapó de los labios del medio albino, seguido por un coro de gritos agonizantes que resonaron en toda la celda.

Katsuki no mostró misericordia y continuó azotando a su hermano sin piedad, con el látigo desgarrando su ropa y dejando su torso desnudo. Expuesto a la crueldad de los golpes.

–¡Espera, Katsuki, por favor escúchame! –suplicó el bicolor entre gritos y azotes.

–¡Tú me traicionaste, me desobedeciste! –rugió el iracundo monarca–. ¡Sabías lo que sucedería y aun así lo hiciste, maldito bastardo! ¡Espero que haya valido la pena, porque lo tengo pensado hacerte no se compara a nada que te haya hecho antes y lo sabes!

–¡Puedo explicarlo!

–¡CÁLLATE!

El látigo de fuego se abatía una y otra vez sobre el cuerpo desnudo de Shoto, cada golpe dejando marcas ardientes en su piel. Cada azote era como un recordatorio cruel de su propia vulnerabilidad y la implacable crueldad de su hermano tirano. La agonía se mezclaba con la humillación, y Shoto se sentía atrapado en un remolino de sufrimiento insoportable.

Los gritos llenaban la celda, un coro de desesperación que resonaba en las frías paredes de piedra. Los sirvientes que se encontraban en otras partes del castillo, si es que podían escuchar, seguramente estarían horrorizados por los sonidos de tormento que emanaban del calabozo.

Katsuki, sin embargo, no mostraba signos de compasión ni de detenerse. Su rostro estaba contorsionado por la furia mientras continuaba azotando a su hermano con sadismo despiadado.

Fantasía de un Soberano   [Katsudeku-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora