Fantasía de un Soberano [Katsudeku-Omegaverse]

Cap 64: Entre Sombras y Espejismos: Parte I

Entre las sombras del pasado, en los abismos oscuros de su mente, yacía un recuerdo que se resistía a desvanecerse, un fragmento traumático de su existencia que se negaba a perder su peligroso filo en el paso del tiempo.

Pero esta vez, cuando la pesadilla del pasado se apoderó de él, la experiencia se reveló con una intensidad brutal, como si estuviera siendo sometido a aquellos eventos dolorosos por primera vez.

Como si el destino, en su más cruel ironía, hubiera decidido jugar sus cartas de la manera más despiadada posible, Bakugou Shoto fue arrastrado sin piedad hacia aquel sombrío capítulo de su vida, condenado a revivirlo una vez más, como un espectador impotente en su propio tormento.

La oscuridad se cerró en torno a él, y la realidad se convirtió en una distorsión caótica, fusionando pasado y presente en un torbellino de agonía que amenazaba con engullirlo por completo...

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Hace ocho años atrás, en una noche de celestial serenidad, bajo la luminiscencia de la luna que bañaba suavemente la tierra y un séquito de estrellas titilantes, un joven príncipe se entregaba a la contemplación del firmamento, como si en la oscuridad estrellada encontrara respuestas a preguntas secretas y misterios insondables.

Mientras contemplaba la noche desde el balcón de su alcoba, anhelaba la libertad de las nubes errantes que seguían sin cuestionar la voluntad del viento.

Con una mirada ansiosa y temerosa, sus ojos recorrieron el horizonte estrellado, mientras dejaba escapar un suspiro contenido.

Apenas tenía doce años, pero ya llevaba una carga tan abrumadora que en ocasiones sentía que su alma podría despedazarse. Aunque no estaba seguro si hablaba en sentido figurado o literal.

La brisa nocturna lo abrazaba con un gesto de consuelo, pero no lograba desalojar el miedo que se aferraba a su corazón cada vez que meditaba sobre su plan audaz.

Finalmente, una pregunta se forjó en su mente y resonó en el silencio de la noche, cuestionándose a sí mismo en un dialogo muy agitado:

–¿Te has vuelto loco? –se preguntó el joven, con sus pensamientos oscilando entre el deseo y el temor–. Sabes que no saldrá nada bueno de esto, desiste. No, tengo que esforzarme por una vida mejor, no puedo condenarme a ser así para siempre. Tengo que intentar razonar con él. Pero, ¿qué pasa si se enfurece otra vez? No quiero que me haga lo mismo que a Eijirou. Es cierto, podría ser suicida. Pero vi a esa pareja alfa y omega amándose tanto... No puedo evitar tener esperanza. Tal vez él lo entienda. Debo hacerlo.

Con sus ojos heterocromáticos fijos en el cielo nocturno, Shoto apretó los puños con determinación y, con resolución, se dio media vuelta para regresar a su alcoba. Sus planes para esta noche implicaban buscar a su hermano mayor y obtener su aprobación para una idea que le había surgido esa misma mañana.

Mientras deambulaba por los jardines interiores del castillo, presenció un momento íntimo entre una alfa y un omega varón, besándose apasionadamente detrás de un imponente árbol. Ambos formaban parte del personal de limpieza, pero habían encontrado un rincón apartado en el jardín para entregarse al amor.

La alfa, fuerte y dominante, sostenía el rostro del omega con ternura, permitiéndole entregarse a sus deseos. Era una imagen que contrastaba con las relaciones tradicionales entre alfas y omegas, donde a menudo los últimos eran oprimidos.

Shoto los envidió profundamente, porque, a diferencia de él, ellos vivían en una burbuja de felicidad.

Fue en ese instante que una idea desesperada germinó en su mente: la única forma de liberarse de su maldición, sin enfrentar una muerte segura, era entregarse al amor.