Tras vestirse con la ropa sencilla que Newt le había ofrecido, Violet abandonó la cabaña, sus pasos aún marcados por una cautelosa incertidumbre. Se dirigió hacia el huerto, donde la luz matinal comenzaba a dorar las hortalizas. Allí encontró a Alby, el líder del Área, inmerso en una conversación con Newt. Al advertir su presencia, Newt le dedicó una sonrisa cálida antes de volver a inclinarse sobre la tierra, sus manos trabajando con una familiaridad reconfortante. Alby, por su parte, se giró hacia ella, su rostro serio suavizado por una sonrisa matutina.

-Buenos días, Novata- saludó el líder, su voz grave pero amable resonando en la tranquilidad del huerto.

-¿Qué tienen de buenos?- respondió Violet con un tono áspero, una mezcla de cansancio y frustración tiñendo sus palabras, lo que provocó una leve risa en Alby.

-¿Mala noche?- preguntó el mayor, comenzando a caminar lentamente, con Violet siguiéndole a unos pasos de distancia.

-Sí... Demasiadas preguntas- murmuró ella, observando a las pocas figuras que ya se movían por el Área, sus siluetas aún borrosas en la luz incipiente.

-La mayoría sin respuesta. Sé cómo se siente eso- Alby hizo una breve pausa, su mirada evaluando a la chica absorta en el lento despertar del campamento. Aunque ayer había tenido una visión fugaz del lugar, la quietud matinal le ofrecía una perspectiva diferente. Solo unos pocos habitantes se dirigían hacia las imponentes aberturas de los muros, presumiblemente hacia el laberinto, mientras Newt se alejaba en dirección al bosquecillo. Un silencio profundo envolvía el Área, una calma palpable que, extrañamente, resultaba agradable, un respiro bienvenido en medio de su confusión.

-Tenemos algo especial para la noche- anunció Alby con una sonrisa, sacando a Violet de su ensimismamiento. -Te encantará.

Ambos se dirigieron hacia un árbol de considerable altura, cuyas ramas ofrecían una vista panorámica del Área. Escalaron la escalera que estaba ahí para poder llegar a la especie de mirador, alcanzando una plataforma natural entre las hojas.

Apenas marcaban las seis y trece en el reloj que Alby llevaba en su muñeca. El cielo oriental se teñía de los tonos cálidos del amanecer, un degradado de naranjas y rosas. Sin embargo, la ausencia del disco solar como tal resultaba extraña, un detalle que no pasó desapercibido para Violet, aunque prefirió guardar silencio.

-¿Qué hay allá?- preguntó finalmente, señalando los muros colosales que los rodeaban, su curiosidad luchando contra su desconfianza.

-Tenemos tres reglas- respondió Alby, ignorando la pregunta de la chica con una firmeza suave. -Primera: Haz tu parte. No queremos holgazanes aquí. Segunda: Jamás lastimes a otro habitante. Y como eres la única chica, esto va especialmente por ti. No permitiremos que ninguno te haga daño, ¿está bien?- Violet lo miró, un atisbo de miedo cruzando sus ojos al imaginar las posibles dinámicas en un entorno exclusivamente masculino. La idea de estar rodeada de hombres desconocidos sembró una semilla de temor en su interior. -Tercera: Jamás salgas de los muros. Es la más importante. Recuérdala bien.

-¿Ellos qué son?- preguntó Violet, observando a un grupo de chicos que, evidentemente, desobedecían la última regla, desapareciendo en las fauces oscuras de una de las aberturas del muro.

-Son corredores. Se encargan de investigar qué hay allá afuera, buscar una salida- Alby hizo una pausa, siguiendo con la mirada a los jóvenes que se adentraban en el laberinto. -Sígueme.

Ambos descendieron del árbol y se detuvieron frente a una sección del muro donde una multitud de nombres estaban tallados en la piedra. Algunos de ellos estaban tachados con trazos profundos y oscuros.

-¿Qué les pasó?- preguntó Violet, su voz un susurro. Un nombre en particular, "Darwin", capturó su atención. Deslizó sus dedos con delicadeza sobre las letras grabadas y luego tachadas.

Experiment | NewtTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang