Speed [Lando Norris]

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Cómo puede cambiar la perspectiva de la vida en unas horas. Ayer me sentía algo más viva, sentía que todo estaba mejorando. Pero después de ver mi celular el dolor regresó mucho más intenso que antes.

Sabía que la chica de la foto era Luisa, sabía que había sentido algo de tensión entre ellos, pero no sabía qué Lando fuera capaz de hacerme esto y de hacerle eso a su mejor amigo de toda la vida.

Me siento peor que cuando salí del hospital de Mónaco, siendo sincera todavía esperaba que las cosas con Lando mejorarán, que estuviéramos juntos y que lo que pasó sólo nos hiciera más fuertes, pero no es así.

No puedo seguir con él después de esto. No lo puedo hacer porque duele como la mierda, vi lo mucho que le ha costado a mi mamá superarlo y cómo se amó tanto para no aceptar a un hombre para el cual no seas su primera opción.

Manu toca la puerta de mi cuarto como por sexta vez en el día y no hago el esfuerzo por levantarme. No quiero ver a nadie, sólo quiero estar acostada y dormir cuando me vuelva a dar sueño.

Escucho como Manu se aleja de la puerta y vuelvo a cerrar mis ojos tratando de mantener mi mente en blanco. Vuelvo a escuchar ruido en la puerta y esta vez se azota contra la pared haciéndome abrir los ojos.

—¿Qué carajos?—pregunto espantada por el ruido y al sentir como Manu jala mis tobillos y me carga como costal de papas hacia el baño.

—No me vas a hacer esto a mi. No quiero que caigas en depresión, si es triste pero me rehusó a que malgaste tu vida en esa cama. Eres bonita, eres lista, empática y tienes un enorme corazón, alguien te va a valorar Maddie. Y hasta que eso pase tendrás que ser valiente y fuerte y demostrar que eres una chingona. ¿Estamos?

No digo nada cuando me doy cuenta que me puso en el piso de la regadera. Y ante mi silencio Manu abre la llave de agua fría.

—¿¡Qué te pasa animal!?

—¿Estamos?—pregunta desafiante con la mano en la manija.

Vuelvo a no decir nada y Manu vuelve a abrir el agua fría.

—¡Manu! ¡Me voy a enfermar!

—¿Estamos Madison?

Asiento despacio y el sonríe triunfal.

—Perfecto, entonces báñate y vístete que tenemos cosas que hacer.

Manu me ayuda a levantarme del piso y sale del baño cerrando la puerta.

—¡Tienes 50 minutos!

—¡Manu!

—Allá tu, cortaré el agua caliente después de ese tiempo.

Grito molesta y me quito la ropa empapada para poder meterme a bañar. Me tardo más de lo necesario pero ocupo el tiempo justo para no terminar con agua helada.

Me pongo un pants gris y una playera aguada que no resalta en nada mi figura. Bajo a la cocina y me encuentro con mi hermano haciendo el desayuno para los dos y preparando un biberón para Bruno.

—¿Qué traes puesto?

—Es mi manera de protestar Manu.

—Madison no seas ridícula, estamos a casi treinta y cinco grados centigrados

El timbre de la puerta suena y Manu se me queda viendo expectante.

—¿Esperas a alguien?—pregunto extrañada.

—No, ¿tú?

Él niega con la cabeza y me hace un movimiento con la cabeza para que yo vaya a abrir.