CAPÍTULO 25

168 23 3
                                    

26 de diciembre, 2016

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

26 de diciembre, 2016.

Hago un puchero y estoy tentada a abrazarme a la pierna de papá como último intento desesperado de que se quede, aunque sea, un poquito más.

Hemos tenido nuestras diferencias, en especial en cuanto al tema del dinero se refiere y los despotriques continuos entre mis padres cuando mamá hacía su llamada de cada tres días para ver qué tal estaba.

Pero, he tenido a papá, hemos visitado de forma exprés y dejándonos mil cosas por hacer de Carolina del Norte.

También me dio la charla anticonceptiva que nunca me dio porque su carácter un poquito antiguo le dio ese poder a mi madre.

Al final acabamos con una cerveza cada uno y riéndonos como tontos.

El poco tiempo que habíamos tenido lo habíamos aprovechado y, aunque papá intento invitar a Nash a hacer alguna excursión con nosotros, sólo nos acompañó a nuestra visita a la ciudad de Asheville, perteneciente al condado de Buncombe y siendo nuestro guía turístico personal.

El apellido Fernsby aparecía en un museo sobre los primeros pobladores de nativos de Carolina del Norte.

Intentó mostrarse más cercano a mí y aprovechó cuando estaba mi padre para acercarme a él, ya fuera dejando algún que otro beso en mi sien o abrazándome por la cintura.

En cuanto papá daba media vuelta, ignoraba el dolor que sentía en el pecho y lo apartaba de mí.

Sin duda, el día que fuimos a ver los Apalaches en vivo y en directo, quedamos ambos fascinados. ¡Estábamos visitando la cuenca del río Misisipi! Además, pudimos disfrutar de una ruta y visita guiada en español sobre la ciudad. Aprendimos incluso sobre el asentamiento de los nativos Cheroquis y disfrutamos como niños de la historia que nuestro guía nos contaba; así como tantísimas leyendas y mitos que nos iba narrando. Su favorita, sin lugar a dudas, se convirtió también en la mía (a papá le gustó, pero pensó que era un poco como un cuento infantil) y es que, el monitor nos estuvo contando la historia de los Cheroquis y cómo eran tan cercanos a la naturaleza, que hubo una vez en la que una Diosa apareció en luna llena, dotándoles en agradecimiento ciertas conexiones con el mundo salvaje siempre y cuando, usaran la caza solo para alimentarse. Una de las tribus, no cumplió y, las demás, al no notar represalias, siguieron sus pasos; teniendo como final, un castigo ejemplar, pues en cada luna llena se convertirían en aquello que mataban por disfrute: lobos.

—Espero tener noticias tuyas, Nash —Papá le ofrece la mano y, sin quitarle un ojo de encima, le advierte—. Cuídala, porque si no lo haces...

—Descuida, David —Me toma por la cintura, aprovechando el momento. Espero que la amenaza se la haya tomado en serio: se acabó, todo lo que Nash y yo pudiéramos ser en algún momento, ya no existirá más—. Daré lo mejor de mí.

—Mi pequeña Sissi... —Hago un puchero y le doy un codazo disimulado a Nash para que me suelte, no opone resistencia y vuelvo a abrazar a mi padre—. Te quiero muchísimo, te he puesto un ingreso mensual, ¿de acuerdo?, llámame al menos una vez cada quince días, o no sé y...

Wild life.Where stories live. Discover now