Parpadeo con torpeza, primero observando con detalle los carteles que colgaban de su pared, todos con animales fantásticos. Luego, pasó su vista hacia la pequeña mesa, donde las fotografías de sus amigos junto a ella, estaban perfectamente enmarcadas. Y, finalmente sus ojos se posaron en su hermano sentado a su lado en una silla. Sostenía un pequeño balde con agua y un trapo.

—¿Todo bien, Lie?—murmuró.

Ella lo observo detenidamente, de pies a cabeza, parecía en muy buenas condiciones, mucho mejor ella.

—¿Qué...pasó?—arrastró las palabras al sentir su garganta seca.

Orion se dió cuenta de inmediato. Se acercó para tomar un vaso de agua y entregárselo. Amelie lo tomo con las manos temblorosas, apenas teniendo fuerzas para sostenerlo.

Oh, se sentía como si le hubieran pasado un tren por encima.

—Bueno, creo que yo debería hacerte esa pregunta...—comenzó hablar, moviéndose incomodo.—¿Qué demonios te pasó? Padre no quiere decirme nada, de echo me prohibió esta aquí—se encogió de hombros—pero, no le hice caso.

Amelie volvió a recostarse en la cama, con la vista fija en el techo, sin saber que responder. No es como si pudiera decirle todo lo que vivió sola, el no recordaba nada de eso y, ni siquiera podía saber hasta qué punto borró su abuelo.

Decidió ignorar su pregunta.

—¿Hace cuánto que estoy aquí?—murmuró, empezando a jugar con la manta debajo de ella.

Orion soltó un suspiro cansado, bajo las cosas que tenía en el regazo, para poder acercarse más a ella.

—Dos días, más o menos. Padre fue a buscarte a la cabaña porque bueno...—dejó de hablar para rascarse la nuca con nervios—Theo vino dos veces, alegando que no respondías a sus cartas.

—¿Theo?..—preguntó con un brillo en sus ojos.

Le alegraba saber que al menos alguien se preocupó por ella.

—Si, él dijo que Cristina y Blaise también estaban preocupados—asintió con una mueca—. Incluso Granger me mando algunas cartas preguntándome por ti. Y yo le dije que estabas bien, porque estuviste respondiendo las mías. ¿Por qué las de ellos no?—preguntó confundido.

Amelie parpadeo un par de veces sin comprender a lo que se refería. Ahora mismo no sabía diferenciar entre lo que era real y lo que no. Así que no pudo evitar cuestionarse si lo había hecho.

Tal vez si, o tal vez alguien más lo hizo por ella.

Miles de pensamientos viajaban de un lugar a otro, tratando de procesar todo.

Se sujetó la cabeza cuando sintió un ligero dolor.

—¿Hermione te envío cartas?—murmuró.

—Solo dos, fueron muy breves—respondió arrugando levemente las cejas, al notar que no contestó su pregunta.

Amelie asintió imaginando las probabilidades de que Hermione esté molesta con ella por haberla ignorado durante días. Aunque no fue intencional, sin embargo, eso es algo que ella nunca sabrá, así que tenia que planear una buena excusa, que sonara convincente. Quizás una enfermedad mortal.

"WONDERWALL; Hermione Granger"Where stories live. Discover now