❝ Y todos los caminos que tenemos que recorrer son tortuosos, y todas las luces que nos conducen allí nos están cegando.
Hay muchas cosas que me gustaría decirte,
pero no sé cómo❞
-𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫. 𝐄𝐧 𝐜𝐮𝐞...
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Para cuando Amelie recuperó la consciencia, se encontraba rodeada de sus amigos, quienes no se habían separado de su cama ni un minuto.
Theo fue el primero en llegar a la enfermería con Amelie, pues había sido él, quien la levantó del pasto lodoso y cuando vio el estado en el que se encontraba, pensó lo peor. Su amiga estaba más pálida que de costumbre, tenía un feo corte en su mejilla y le corría sangre por la nariz, ya que cuando Harry le cayó encima, sus gafas para la lluvia se le habían enterrado profundamente causándole daño, sin embargo, no era nada que la señora Pomfrey no pudiera curar.
Amelie, comenzó abrir sus ojos sintiendo peso en su mano de derecha, cuando su vista se aclaró se encontró con un Theo lleno de lágrimas a su lado, parecía que estaba en un funeral, pues se lamentaba terriblemente.
—¡Oh Amy! ¡Despierta por favor!
Tenía sus ojos cerrados por lo que no pudo ver la sonrisa divertida en la cara de la chica cuando observó el estado de su mejor amigo.
—Theodore, no estoy muerta —susurró ligeramente, haciendo que el chico abriera los ojos de inmediato.
Theo gritó su nombre con fuerza, lo cual llamó la atención de las cuatro serpientes, que estaban planeando un asesinato contra el chico de lentes.
Harry, se encontraba en un par de camillas más lejos que ellos. Y los Slytherin creían que gracias a él, Amelie estaba en ese estado.
En realidad tenían toda la razón, pero no por completo, pues él pobre Harry ni siquiera estaba consciente cuando cayó encima de la Amelie, aunque, para los amigos aquello no importaba, ahora más que nunca lo odiarían sin ningún remordimiento.
—Oh, por Merlin, te creíamos muerta —exclamó Cristina con voz temblorosa.
El grupo de amigos se acercó hasta rodear su cama, cuya cara seguía algo pálida, y solo tenía un pequeño corte entre su nariz, nada demasiado grave, aunque si se sentía algo cansada, como si un tren la hubiera atropellado dos veces seguidas.
Amelie pensaba que se debía al efecto de los dementores, aunque a ella no la atacaron tantos como a Harry, él de lentes si tuvo mala suerte en lidiar con algunos.
—Estoy bien —miró a todos sus amigos, quienes aun seguían con cara de preocupados, sobre todo su hermano, el cual, tan pronto vio la sonrisa en el rostro de su hermana su corazón volvió a latir con la misma velocidad.
Había estado preocupado demasiado tiempo.
—¿Bien? ¡Amelie te caíste de 15 metros! —le gritó Cristina con obviedad—. Si no fuera por Dumbledore, te habrías estrellado contra el suelo.
—Bueno si, pero estoy bien, mira —comenzó a darse palmadas en todo el cuerpo.—Estoy completa, ¿ves?
Theo negó con la cabeza divertido, mientras Draco solo suspiraba aliviado de que la niña siga siendo ella misma, quizás el golpe que Potter le dió podría haber sido fatal.
