「8」

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Cuando Diana pudo liberarse no dudó en buscar su mochila, sacando sus trabucos y su cinturón

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Cuando Diana pudo liberarse no dudó en buscar su mochila, sacando sus trabucos y su cinturón. Acomodo su mochila a un lado de su cuerpo.

Y por último se puso sus trabucos en la cintura, sostenidas debido al cinturón y con eso se puso en marcha a la habitación de Kaya.

Nunca pensó en enterarse de que tenía familia, y tampoco pensó en que sería así. Literalmente la secuestraron piratas, y no cualquier pirata.

—¡Kaya! —Diana soltó un suspiro de alivio al verla a salvo con Usopp y Nami.  

—Diana... —la rubia también parecía aliviada por verla a salvo.

—¿Tú lo sabías?

Nami y Usopp se miraron confundidos.

—Si... Lo supe desde que te vi, lamento no haberlo dicho —se lamentó Kaya bajando la cabeza, pero se sorprendió cuando Diana la rodeó para abrazarla, la rubia también la abrazo.

—Hablaremos de eso luego ¿Si? Por ahora estoy feliz de saber que siempre tuve una hermana... Y ahora debemos sacarte de aquí... —susurró cerrando los ojos, disfrutando del calor de su hermana.

Hermana...

Sonaba tan lindo pensar en eso.

—Un momento... ¿Son hermanas? —Nami preguntó sacando su varita con la que peleaba.

Kaya asintió, segura... Sólo temía que Diana  se alejara creyendo que era mentira, pero después de su abrazo supo que eso no pasaría.

Usopp estaba en silencio, aun procesando lo que pasó.

  

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Los cuatro terminaron escondiéndose en una habitación con muebles cubiertos por telas blancas.

Hace un momento trataron de anular la seguridad de la casa, pero fue inútil, así que ahora estaban a nada de ser encontrados por Klahadore, o mejor conocido como Kuro.

A Diana comenzaron a dolerle las piernas, la posición en la que se encontraba era incómoda y no iba a durar mucho.

Pero no importaba, Kaya y Nami salen del escondite, haciendo que Kuro ponga sus garras en el cuello de ambas.

El mayordomo las tiró al suelo, enfocándose en Kaya, amenazándola con sus garras.

Diana no iba a dejar que su última familia que le quedaba muriera, así que no dudo en recargar una de sus trabucos, disparando al aire. Ya que Kuro era ágil... A una velocidad impresionante.

Pero Diana no iba a darse por vencida, así que cuando el hombre se puso detrás de ella con intenciones de atacar, la pelinegra usó su arma para darle un golpe en su rostro.

THE JEWEL OF THE ᵒⁿᵉ ᵖⁱᵉᶜᵉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora