¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
࿇ —¿Dónde está Diana? —Luffy pregunta cuando no vio a la pelinegra en ningún lado.
—Aquí está ella, lamento la tardanza... Fue mi culpa —Kaya se disculpa por ambas, agarrándose del brazo de Diana.
A Klahadore no le agradaba la idea de que ella estuviera con la señorita Kaya, pero así lo quiso, así que decidió dejarla por el día de su cumpleaños.
Kaya se encargó de su ropa, insistiendo en que usara un vestido guindo con mangas, el cual se ajustaba a la figura de la pelinegra, y por supuesto sus zapatos rojos.
Aunque a Diana no le gustase nada de esto, no iba a negar que le agrada pasar tiempo con la rubia. No había un sólo momento en el que no dejara de sonreír a su lado.
Y Kaya sentía lo mismo.
—Aun no me dijiste con quien sales —susurró Kaya mientras ambas bajaban las gradas con cuidado.
Dejando que los demás las miraran por un tiempo.
—Es que no salgo con nadie —habló de la misma manera que ella.
—¿No? Amm... Yo juraba que salías con el chico de las katanas.
—¿Qué? ¿Por qué piensas eso?
A Diana le picaba la cabeza, ya que nunca había traído su pelo bien acomodado cómo ahora.
—Desde que llegaron noté que no dejaba de mirarte...
¿Por qué las gradas se volvieron interminables?
De por sí fue cómo si se aumentaran los escalones como cada paso, y eso la ponía nerviosa. Pero aprovechó el tiempo para bajar la vista hacia Zoro.
Pero este ya la estaba mirando.
Así que rápidamente volvió a mirar a Kaya.
¿Estuvo mirándola todo este tiempo?
—¿Y tú sales con Usopp?
Esta vez, fue turno de Kaya ponerse nerviosa, pero la suerte estaba de su lado.
—Kaya, se ve absolutamente radiante... —un hombre de cabello extraño, similar a la de una cabra, se acerca a la rubia.
—Merry, me da gusto que hayas venido...
Diana lo tomó cómo una señal para alejarse de Kaya, así que sólo la soltó, dejando que el hombre la tomara.
—Vaya... Ni siquiera parecés tú —Nami la miró de pies a cabeza cuando la pelinegra se puso a su lado.
—Ni siquiera lo menciones —susurró aceptando uno de los bocadillos que Sham le ofreció.
