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3: Escapando del pirata

Isla del Tesoro (5to Orfanato de Diana)

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Isla del Tesoro (5to Orfanato de Diana)

☠︎ Tiró suavemente de su collar, suspirando de alivio al sentir la cadena alrededor de su cuello, al menos no lo había perdido. Acomodó su cabello húmedo con sus manos, haciendo sonar las pequeñas joyas que entrelazaban los mechones más largos de su cabello, como era costumbre de ella, ajustó la correa de la mochila en su cintura y volvió a correr por las calles desiertas de la isla.

Pero las luces de las linternas frenaron sus pasos, los marines... Se habían dado cuenta de su ausencia.

—¿Cómo puede ser tan escurridiza? —habla uno de ellos, corriendo alrededor del orfanato.

—Tranquilo, no irá tan lejos...

Diana rodó sus ojos, oculta detrás de los barriles que encontró en uno de los callejones, una vez más estaba cerca de disfrutar su huida, podría escapar, solo que no sabia a donde la llevaría, cada vuelta que daba o ruta que elegia volvía al mismo lugar.

Ya había sido advertida, solo esperaban su mayoría de edad para ejecutarla, todos aquellos que la miraban la llamaban pirata, Cada vez que veía su rostro en los carteles, el estómago se le revolvía. No era una pirata, pero el título la seguía como una sombra, aumentando el precio de su cabeza sin que pudiera hacer nada para detenerlo.... A sus 16 años se había ganado un cartel de "Se busca" y un nuevo apodo por el cual los marines se referían a ella:

Sombra Errante.

Una fama... Que se había ganado por la traición de la persona en la que más confió, hasta ahora no podía quitar de su mente el sentimiento de pesadez en su vientre, la picazón en su garganta, ni siquiera el tiempo fue capaz de borrar la traición y el dolor que sintió en ese momento.

—Mierda ¿Por qué siempre llueve cuando quiero escapar? —murmura saliendo de su escondite, volviendo a correr por los callejones de aquella villa, a este punto... Ya había visitado más islas de lo planeado, aun no entendía porque se empeñaban en atraparla.

El corazón le latía con fuerza en los oídos, como un tambor que marcaba cada paso. Las gotas de lluvia se mezclaban con el sudor frío en su piel, haciéndola temblar mientras sus ojos buscaban una salida.

¿Por qué no dejan que simplemente me vaya?

Se preguntaba cada vez que debía evadir los orfanatos, quizás pronto alguien le diga el porque la cazaban todo el tiempo.

Al notar la arena y el mar no muy lejos de ella suelta un pequeño jadeo de felicidad, el mar la llamaba y repelía al mismo tiempo. Las pesadillas de caer en sus profundidades oscuras siempre volvían, imágenes de burbujas que explotaban a su alrededor mientras luchaba por respirar.

—¡Oigan miren lo que he conseguido!

Diana es tomaba de sus brazos de manera brusca, ni siquiera la dejan mirar cuando su vista es cegada por la bolsa que le pusieron en la cabeza, sintiendo sus rodillas en la arena y el dolor de sus muñecas debido a las sogas.

A le lejos se podía oír el sonido de los silbatos de los marines, al parecer su búsqueda pasó a segundo plano, se habían dado cuenta del ataque de piratas en la isla.

—Ya es hora de irnos... A Buggy le gustara saber que le llevamos un regalo...

Mierda... Era prisionera otra vez.


☠︎


—... ¿Un obsequio? ¿Para mí? No debieron haberse molestado.

El saco es removido con dureza, haciendo que Diana suelte un gemido de dolor, rápidamente cerró sus ojos por la luz dentro del lugar.

—No puede ser... ¡Es el mejor regalo del mundo! —chilla el payaso frente a ella, la menor hace una mueca al verlo, estaba al tanto de quien y que hacia él. —Mírenla, de cerca es más bonita todavía.

Diana prefiere no hablar, removiendo sus manos, pero las sogas solo lastimaban sus pies.

—¿Qué pasa pajarito? ¿Te comió la lengua el gato?

Las risas en el lugar hicieron que mirara a su alrededor, claro, típico de Buggy, el imbécil no iba solo, no con su circo de quinta, Diana esboza una pequeña sonrisa.

—No, pero el que terminara comiéndose su lengua eres tu —murmura ladeando su cabeza, dejando que los pequeños trozos de metal que adornaban su cabello chocaran con la piel desnuda de su hombro, causando un pequeño escalofrió en ella, sus rodillas ya le dolían.

—Bocazas, la pequeña sombra errante resultó ser una comediante... —susurra Buggy acercándose a Diana, demasiado que su nariz roja chocó con la de ella suavemente. —Suerte que para ti... Haya una bacante en mi humilde tripulación...

Diana sentía su estómago retorcerse. No podía soportar la idea de estar bajo el control de alguien como Buggy. No otra vez. Con los labios apretados y el corazón acelerado, comenzó a idear una manera de escapar.

—Preferiría caer al mar —murmuró con desdén, sus ojos ardiendo con determinación.

Buggy se rio retrocediendo, se giró hacia su tripulación, gritando que se retiraran para estar a solas con ella, la menor refunfuña, mirando a su alrededor, buscando algo con que poder salir de aquí.

—Óyeme bien pajarito —volvió a acercarse a ella, esta vez sujetándola de su cabello. —Nadie, absolutamente nadie, te hará una mejor propuesta... Aquí tendrás todo ¡Todo! Incluyendo tu propia jaula...

—¿Jaula? —pregunta retorciéndose bajo su agarre.

—Por supuesto mosca errante ¿Crees que soy tonto? No dejaría que un magnifico pajarito salga volando cuando menos lo espere —sonríe agarrando su hombro, de su brazo saca una navaja, a lo que los ojos de Diana brillan al notar el objeto.

Bingo.

—Tu poder... Es tan exquisitamente fuerte —susurra soltando su cabello para sujetar sus piernas, haciendo que la menor se sentara en el suelo, sin decir nada corta su muslo.

Diana grita de dolor, cerrando sus ojos debido al ardor que la herida le provocaba, la sangre comenzó a manchar su piel, mientras Buggy se reía, pero como era costumbre... Su herida comenzó a curarse, sellando su piel como si nada hubiera pasado.

—¿lo ves? Eres fuerte pajarito, y juntos lo seremos más... Nada como el poder del fénix para mí, solo para mi y al fin... ¡Podre gobernar este mundo!

La castaña no prestaba atención a sus gritos, su mente estaba concentrada en el dolor, a pesar de que la herida sane no quita la sensación que siente en ese momento. La herida no está, pero le sensación sigue picando en su piel.

Buggy tenia razón, era fuerte, solo que él estaba demasiado concentrado en alardear que Diana quitó las sogas de sus manos con las llamas de su cuerpo, para cuando Buggy quiso darse cuenta Diana arremetió contra él, empujándolo contra uno de los postes del lugar.

Aisló a Buggy, el fuego a su alrededor evitaba que avanzara hacia ella.

—Pajarito... No te vayas —murmura extendiendo su mano, pero Diana se aleja a paso lento.

—Lo siento Buggy, pero valgo mejor sola que siendo prisionera de alguien como tú.

—¡Volverás! ¡Volverás a mis manos pajarito!

Diana salió del lugar, a juzgar por el alboroto detrás de ella sabía que venían a capturarla, sin más opciones decide cerrar sus ojos y confiar en sus instintos.

Por favor, que el miedo no me haga su prisionera ahora.

Con el sonido de las olas golpeando el casco y la risa frenética de Buggy resonando detrás, saltó al agua, el viento frío y la salina envolviéndola mientras desaparecía entre las sombras.

THE JEWEL OF THE ᵒⁿᵉ ᵖⁱᵉᶜᵉWhere stories live. Discover now