03. ESPERANZA

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       —¡Por favor, que funcione! ¡Por favor! —Peter ruega a la nada, sosteniendo la runa entre las manos. Cierra los párpados. Concentrado, advierte un silencio, irónicamente sepulcral, que le invita a reclamar la presencia—. Loki, yo te... ¿invoco? —dice, carente de convicción. Abre el ojo izquierdo para echar un vistazo. Todo sigue igual.

       —Habrá que gritar más. —Carraspea con fuerza e hincha los pulmones—. ¡Loki, yo te invo...

       Una explosión de luz perturba la solemnidad del lugar. Su sentido arácnido aúlla, obligándole a soltar la runa para agarrarse la cabeza, a punto de estallarle por el dolor. Luchando por mantener la calma y no ceder a las punzadas que le taladran, Peter alcanza a oír una eminente voz.

       —¿Quién osa molestarme?

       Impulsado por una fuerza de voluntad que muchos supervillanos catalogan de desquiciante, Peter camina hacia el origen de la luz. Esta pierde intensidad, poco a poco, hasta desaparecer dejando en su lugar una sombra alargada y esbelta, con cuernos que salen de la cabeza, oculta tras un árbol cercano.

       —¿Loki? —pregunta Peter con las manos aún en la cabeza: «¿Dónde está Papa Noel con su saco lleno de aspirinas cuando se le necesita?», piensa.

       —¡Spider-Man!

       —¡SShhh! Presente —responde Peter—. ¿Cómo me has reconocido sin mi...? Bueno, ya sabes... Por cierto, noto tu voz un poco extraña. —El dolor de cabeza desaparece tan pronto como llegó. Sin darle importancia, centra la atención en sus manos embarradas—. Oye, ¿no tendrás unos Kleneex? ¿No? Lo imaginaba.

       Sacude una mano contra la otra, quedando restos de tierra que restriega en el pantalón, ya manchado por la breve excavación. «Felicia me va a matar». Trata de quitarse tierra de la cabeza mientras camina hasta el árbol tras el que se oculta la misteriosa figura, que ignora la verborrea intrascendente de Peter.

       —Tu entidad mística de araña te delata. Entidad que percibo... diferente.

       —Sí, bueno... Es una larga historia: Morlun, Ezequiel, arañas gigantes devora hombres... ¿Sabes que estuve muerto? En realidad, fue como estar en una especie de purgatorio arácnido...

       —Ahora eres más araña que humano.

       —Eso hay que sentarse a discutirlo —corrige Peter, avanzando hacia el árbol—. Es cierto que ahora disparo telaraña orgánica y, por tanto, no necesito lanzarredes ni recurrir a la química para conseguir fluido arácnido, pero ¡eh!, sigo teniendo dos ojos, dos brazos, dos piernas y el mismo nivel de vello corpo...

       —¡Tienes razón! Sigues igual de irritante —irrumpe la voz, con evidente impaciencia—. ¿Por qué perturbas mis planes? —Tan rápido como lanza la cuestión, cree obtener una respuesta—. ¡Tess! ¿Le ha pasado algo a mi hija?

       Peter, más pendiente de quitarse la tierra de encima que de lograr contacto visual con la figura, reconoce la forma de hablar de Loki.

       —¡No, tranquilo! ¡Tess está bien! Te he llama... Un momento, ¿tranquilo?

       Peter ve, al fin, a Loki, observando el cuerpo de una mujer donde debería estar el de un hombre. Una mujer que mide casi dos metros; con una larga cabellera morena que porta una corona dorada con dos inmensos cuernos frontales que se bifurcan y curvan lateralmente, vestida con abrigo de piel de un animal común en el reino de Vanaheim y ropajes asgardianos de un color verde apagado. El intenso maquillaje negro de ojos y labios es un colofón final estremecedor.

SPIDER-MAN: UNA VIDA MÁSWhere stories live. Discover now