02. CONFESIONES

57 6 0
                                    



       —Gracias por todo lo que estás haciendo —expresa Mary Jane al tiempo que cierra la ventana, sin apartar la vista de los edificios entre los que Peter ha desaparecido.

       —Es lo menos que puedo hacer —contesta Felicia desviando la mirada hacia la anciana—. Es su tía, sé lo importante que es para él... Ahora me doy cuenta de que apenas la conozco, es decir, casi no hemos cruzado palabra, a pesar de todos estos años. Lo que sé de ella es por medio de Peter.

       Mary Jane permanece en silencio, pensativa. Baja la persiana, cuyo leve traqueteo acompaña de fondo los diferentes recuerdos que evoca sobre la anciana.

       —Ojalá puedas llegar a conocerla —alcanza a responder—. A pesar de su aspecto frágil y sus problemas de salud, tiene mucha fortaleza. Es tan... —enmudece consumida por la impotencia.

       Felicia, ante el nudo de Mary Jane, coge una de las botellas de agua y, desenroscando el tapón, se la ofrece. Con lágrimas en los ojos, Mary Jane acepta. Tras un largo sorbo, prosigue.

       —¡Sería como perder a una madre! Ya pasé por eso y el mundo se vuelve del revés. Y sé cómo sueno. Sé que todos morimos tarde o temprano, pero ella no merece irse de esta manera. No, no sé qué haríamos sin May... —Felicia posa su mano sobre el hombro de Mary Jane—. Y desde hace un tiempo... tampoco sé que haríamos sin ti —termina, para a continuación vaciar la botella con otro gran sorbo.

       —¿Más agua? —pregunta Felicia. Mary Jane niega con la cabeza—. Yo sí la necesito —dice, quitándole la botella vacía, que deja tirada sobre el sofá. Echa mano a la bolsa de deportes y coge otra botella de agua, que desenrosca. Bebe con parsimonia, arañando algunos segundos para dar con las palabras adecuadas. Sin llegar a vaciar la botella, la enrosca y juguetea con ella entre las manos, al tiempo que alza la vista hacia Mary Jane—. Tal vez solo intento enmendar el daño que he causado. Hice muchas cosas de las que no me siento orgullosa —Felicia se pasa la mano izquierda por la nuca y retira la mirada avergonzada—, como amenazarte o utilizar a Flash Thompson para atacar a Peter. Ya sabes... estaba furiosa con él, pero no tenía un verdadero motivo; es decir, fui yo quien puso un muro entre ambos al jugar a dos bandas para probar la inocencia de Spider-man sobre aquel cargo de asesinato, quizás lo recuerdes...

       —Sí, me acuerdo de aquello... —dice Mary Jane, escuetamente.

       —La manera en que lo logré fue... Cuestionable. ¿Dio resultado? Sí, pero a un alto coste. Con el tiempo y contrariamente a lo que hubiera hecho la mayoría, aparcamos nuestras diferencias, y me ayudó a reconducir mi camino: De ladrona de lujo con antecedentes a detective privada. Ayudaros es una manera de agradecerle esa segunda oportunidad que nadie me había dado hasta entonces.

       Al hablar de segundas oportunidades, Mary Jane rememora la segunda vez que Peter le pidió matrimonio. Con una mueca positiva, asiente y ratifica.

       —Sí. Peter es único en eso.

       —¡Desde luego! Aunque no solo él. —Felicia señala con el dedo índice a Mary Jane—. Después de lo que te hice, cualquier otra persona me hubiera quemado en la hoguera —añade con grandes aspavientos.

       —No fue por falta de ganas —concreta Mary Jane, dejando escapar una risa floja.

       —Comprensible —Felicia pausa la conversación, consciente de que combatir con El Buitre o Hydro-Man sería mucho más fácil que hacer frente a los errores del pasado—. Te... Te debo alguna que otra disc...

SPIDER-MAN: UNA VIDA MÁSWhere stories live. Discover now