Capítulo Seis:

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Todo olía a veneno. Dos días después de partir de Venecia, Andy todavía no podía quitarse el ponzoñoso aroma a eau de monstruo vacuno de la nariz.

El Argo II navegaba por el Adriático, una preciosa y reluciente extensión azul, pero Andy no podía apreciarlo como se debería gracias a todas esas ideas que le rondaban la cabeza. En la cubierta trataba de mantener la vista fija en el horizonte: los acantilados blancos que siempre parecían estar a solo un kilómetro y medio hacia el este. ¿Qué país era ese, Croacia? No estaba segura.

Después de desayunar, Andy fue acompañada de Hazel en el pasamanos de babor, esperando a que se le asentara el estómago. A su lado, Galantis corría arriba y abajo por la barandilla expulsando gases, pero el fuerte viento del Adriático ayudaba a llevárselos. 

—Es un bonito lugar ¿no?—murmuró Andy.

Hazel la vio. Desde que habían regresado de Venecia, Hazel había tratado de preguntarle sobre el sueño que tuvo cuando ambas cayeron inconcientes. Pero Andy era una experta evadiendo temas que no quería hablar últimamente.

—Si, es muy bonito pero...

Andy sonrió cuando la vio respirando tan intranquila. Había vivido muchos eventos donde varias personas no eran fan de los mareos en barco. Cómo por ejemplo tenía a Will Solace, que en una de sus citas para despejarla de la desaparición de su hermano trato en llevarla al lago, en canoa. No fue buena idea, ya que Will empezó a marearse en cuanto empezaron a separarse del muelle.

—Lo sé, los mareos—le vio divertida—. Es divertido verlos, no te ofendas—dijo rápidamente cuando Hazel le lanzó una mirada—. Pero mi novio los tiene, es divertido molestarlo mientras movía la canoa.

—¿Will?—Andy asintió— Por un momento pensé que...bueno tú y Nico.

Andy sonrió un poco. Ella dirigió su mirada a lo alto del trinquete, en cuya verga Nico se hallaba encaramado. Nico aseguraba que le gustaba hacer guardia porque tenía buena vista. Andy sabía que ese no era el verdadero motivo. La parte superior del mástil era uno de los pocos sitios a bordo donde Nico podía estar solo. Ella le había ofrecido el camarote de Percy muchas veces, pero la respuesta de Nico nunca cambiaba. Se pasaba la mayor parte del tiempo en las jarcias, donde no tenía que hablar con el resto de la tripulación. Desde que se había convertido en una planta de maíz en Venecia, se había vuelto más solitario y taciturno.

—Ese es un sueño lejano, Hazel—le tomo la mano y se sonrieron—. Él ha pasado muchas cosas, fue capturado en el Tártaro, lo hicieron prisionero en la vasija de bronce y ambos vimos caer a Percy y a Annabeth...

—Y prometió llevarnos a Epiro —Frank se unió a la conversación parado junto a novia —. Tengo la sensación de que Nico no se lleva bien con los demás.

Frank se irguió. Llevaba una camiseta de manga corta beis con un dibujo de un caballo y las palabras PALIO DI SIENA. La había comprado hacía un par de días, pero ya le quedaba demasiado pequeña. Cuando se estiraba se le veía el ombligo. Hazel se dio cuenta de que lo estaba mirando fijamente. Apartó la vista rápidamente, ruborizada. Andy soltó una pequeña risa al verlos a ambos.

—Nico es el único familiar que tengo —dijo Hazel—. No es alguien que caiga bien a todo el mundo, pero...gracias por ser amables con él.

Frank sonrío y Andy volvió a ver a Nico.

—Eh, tú aguantaste a mi abuela en Vancouver. Hablando de personas que « no caen bien a todo el mundo» ...—dijo Frank.

—¡Me encantó tu abuela!

Galantis, la comadreja, se acercó a ellos correteando, se tiró un pedo y huyó.

—Uf —Andy despejó el olor con la mano—. Por cierto, ¿qué hace esa cosa aquí?

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⏰ Laatst bijgewerkt: Jun 04 ⏰

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