Héroes

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Dormir en aquella cama era como dormir en una nube. Y solo era la cama de invitados. Quería seguir en su maravilloso sueño de comer donuts pero mantener su jovial antiguo cuerpazo de verano pero los lloros de su hija hicieron que saliera corriendo a la habitación de la pequeña. Al borde de un ataque de pánico, abrió la puerta de golpe, viendo como un Miguel O'hara empapado atendía a la despierta Mayday. Era la primera vez que lo veía con el cabello caído y sus marcados pectorales relucientes... ¿aquello era una toalla atada a su cintura?

" ¿Dónde están los pañales de May? " la pregunta del dueño de la casa hizo que se saliera de sus pensamientos más extraños. 

Sin poder medir palabra, simplemente agarró la pequeña bolsa con todo lo necesario para cambiarle los pañales. Maravillado, vio como podía cambiarle los pañales con el mínimo esfuerzo y evitando que la pequeña huyera de su contacto. Todo eran risas de la pequeña. 

" Con la señora Maya, y siendo el primer día, si que podrás llevar a la pequeña, pero si que sería interesante buscar niñera o guardería "

" ¿No eran los chicos quienes cuidaban a la pequeña cuando trabajabas? "

" No siempre podrán  "

Para su decepción, sabía que Miguel tenía razón. Lo único, que no podía estar pagando una niñera si empezaba el proceso de divorcio con su mujer. Aunque tuviera casa gratis,  no sabía cuando aquel bigardo mexicano lo iba a echar. Todo era temporal, no se podía quitar aquello de la cabeza. Con un suspiro, dejo al dúo para darse un manguerazo y ponerse la ropa más cómoda y correcta que tenía. Se fijo que fueran pares correctos de zapatillas y un polo que disimulara sus michelines y diera la apariencia a señor correcto que quería dar. Bajó a toda prisa y se fijo en que ellos ya lo estaban esperando. No había desayuno, solo un reloj que marcaba su posible primer retraso. Se disculpó mientras salía al taxi de su amigo. 

¿eran amigos?

" No suele haber desayuno en la casa, tendrás que hacer tu compra. Ya que suelo comer solamente en el restaurante de Maya y Pavitr " le explicó mientras dejaba a la pequeña en el asiento para bebes que Peter había traído de su casa para esas ocasiones. Era de aquellas plegables que Miguel podría guardar con cuidado y podría tener ese espacio indispensable para sus clientes. Peter aun no entendía nada, habían cosas que no terminaba de comprender, las actitudes de O'hara, sus rutinas, aquel cuerpo que ni de lejos tenía... y quería encontrar la habitación que no debía pisar. Desde que Jessica se la comentó, la curiosidad le había picado como una araña. 

En un guiño y tres canciones en español que Peter no entendía, llegaron al restaurante de Maya. En esa ocasión, él se ocupó de la pequeña, por lo que se puso su ergobaby rosa. Siguió a Miguel por otra puerta, encontrando el bar de la familia hindú. Tenía pocos clientes que estaban más ocupados en hablar con Pavitr que en consumir. No veía a su jefa y, como si aquella fuera su segunda casa, vio como Miguel se sentaba en la barra. De forma automática, como si ya se supiera la comanda de su compañero de casa, el joven Pav le sirvió con un café más negro que su cabello y unas empanadillas. No podía evitar reírse como chocaban la apatía de Miguel con el sol que era aquel joven Pavitr. Casi pareciera que necesitaba unas gafas de sol para poder siguiera ir a saludarlo. Pudo ver como su hija se tapaba los ojos, queriendo no ver al alegre mesero. 

¿De verdad era para tanto?

Peter sabía que estaba siendo demasiado lento, a penas en dos pasos Miguel ya se estaba marchando, con una despedida seca para él y una alegre para Mayday. Cada vez entraba más gente y él ni siquiera había saludado al sobrino de Maya. 

" Vamos chico nuevo " le apremió con un fuerte acento extranjero mientras lo llamaba con la mano " La tía está con el menú del día del restaurante, asi que estamos solos. Espero que sepas por lo menos hacer café "

TaxiWhere stories live. Discover now