14; tibieza

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—Siempre creí que esto sólo pasaría en mis sueños—Reid tenía las mejillas ardiendo y Morgan no podía estar más agradecido de ser él la causa. Tanto tiempo guardó esas palabras, sintió un peso menos en su pecho, se moría de las ganas de gritárselo al mundo y que ironía, le confesó a Reid sus sentimientos a una voz tan baja que sintió a su alma vibrar.

—Aterrizaremos en cinco minutos—la voz mecánica del piloto sonó por lo altavoces.

Tanto Morgan como Reid querían permanecer en el momento donde se encontraban, ambos sabían que apenas llegar a Quántico, Hotch hablaría con el menor.

—Ya quiero llegar a mi casa—soltó Emily en voz alta, con una sonrisa de oreja a oreja. —Tengo una cita.

—¿Con?—preguntó JJ con voz chillona, cada quien acomodaba sus cosas.

—Con un chico que me debe una explicación—murmuró, subiendo y bajando las cejas, mirando a Reid, cosa de la que el moreno se dio cuenta, e inmediatamente sonrió.

—Mmmm, ¿me mantendrás informada?—la rubia sonrió abiertamente, copiando el gesto de la pelinegra.

—Obvio, espero poder obtener la información necesaria.

—Si ocupas ayuda, llámame—dijo JJ. —Convencer a las personas es mi trabajo.

Morgan no podía evitar reír divertido, miró de vuelta a Reid, quien no entendía de lo que hablaban, es decir, ¿por qué Emily tendría una cita con alguien que le debía explicaciones? ¿Eso podría considerarse como cita romántica? Y en caso de ser así, ¿por qué le pediría ayuda a Jennifer si una cita sólo involucra a dos personas?

Al parecer la confusión se le notaba demasiado en el rostro, pues de vez en cuando Morgan giraba la mirada y se reía de nuevo. Miró de reojo a su jefe que igual tenía una sonrisa en el rostro mientras simulaba prestar atención a la revista en sus manos, hacía un tiempo terminó con la llamada.

Guideon no se quedaba atrás observándolos a todos en silencio con las comisuras de sus labios levantadas.

Minutos después, una vez aterrizaron, la compuerta del jet fue abierta. El cansancio era palpable en los gestos de cada uno, fue un caso tedioso, sumando al hecho el lamentable final que tuvo el responsable.

Mientras caminaban hacia las camionetas, Reid sentía la presencia de Morgan  a un lado de él, pero su pensamientos no abandonaban el caso, en el cómo Roy fue totalmente controlado por su mente, sentía que le estaba sucediendo lo mismo y no sabía si podría volver a dormir plenamente como antes.

Se adentró en el vehículo, en la parte de atrás, Morgan lo siguió, dejando que Emily tomara el mando para manejar hasta la oficina.

La cabeza del menor estaba nublada, no pensaba con claridad las cosas. No sentía ni el más mínimo estrés por lo que le deparaba el futuro en su trabajo ni en la relación con Morgan o con sus demás compañeros de trabajo.

—Reid—escuchó a lo lejos. —Hemos llegado.

Despabilándose, sacudió la cabeza y asintió sin reparar en la mirada confundida del moreno.

Al adentrarse en las instalaciones, Hotch desaceleró el paso hasta quedar a la altura del menor, quien no se percató de esto hasta que su jefe le llamó.

—Reid—volteó. —Necesito hablar contigo. Y contigo también, Morgan.

Morgan comprendía el por qué Hotch quería hablar con el menor, pues le había comentado de su reciente comportamiento pasivo agresivo.

Ambos asintieron sin dejar de caminar, muy juntos, tanto que sus manos rozaban una con la otra, sintiendo la calidez y la frialdad de sus pieles.

—No pongan esa cara—escucharon a Guideon cuando paso a su lado. —No es tan frío como parece.

𝑫𝒆́𝒅𝒂𝒍𝒐 (𝑴𝒐𝒓𝒆𝒊𝒅)Where stories live. Discover now