03. Lo siento

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- ¿Por qué lloras? – la mira extrañado.

- Eres un idiota. – lo abraza del cuello aferrándose a él.

Ya estaba libre de cables. Se lo llevaron para realizarle estudios con el fin de verificar su estado físico. Cuando regresó ya no traía puesta la mascarilla de oxígeno y solo tenía el monitor de latidos, pero esta vez puesto en su dedo, por lo que no había ningún impedimento en ese abrazo, o eso creía.

Entre hipidos y sollozos ella sintió como él nunca la abrazó, lo sentía tenso y se preocupó. Se separó de él y su mirada sin expresión le calo en el alma; no entendía que pasaba, trataba de descifrarlo en lo que secaba sus lágrimas.

- Lo siento, no entiendo que pasa. – se atreve a hablar.

Ella lo mira dudosa con el ceño fruncido y como si él entendiera sus inquietudes continúo hablando.

- Tengo muchas... muchas cosas en la cabeza – la sacude – no sé cuáles sean verdad y cuáles no.

- ¿Qué es lo piensas? ¿qué dudas tienes?

- Estábamos en una bodega... - la mira y ella asiente – y yo corría al ver que te subían en una camioneta, Lucía me culpaba de algo y un bebé.... – hace una pausa – No sé, no entiendo que pasa. – se frustra.

- A ver, tranquilo. – toma sus manos – tienes todos los recuerdos revueltos. Te voy a explicar ¿sí?

Se encargó de acomodarle todos sus recuerdos, lo que hizo que para él todo tomara coherencia en su mente, sin embargo, no recordaba; le creía, pero en su mente no había nada fijo, esos recuerdos eran vagos y le causaban ruido porque fueron los que se hicieron presente mientras estuvo en coma.

Verla llorar mientras hablaba le partió el corazón, se lamentó por haberla hecho pasar por todo esto, se daba una idea de todo lo mal que la pasó, así que antes de que siguiera hablando la tomo en brazos acurrucándola en su pecho.

El abrazó duró en lo que ella se calmaba; de nuevo hipidos y sollozos salían de su boca, mientras él con una mano acariciaba su cabello y con la otra su espalda.

- Con que soy un idiota ¿eh? – seca sus lágrimas una vez se separan.

Ella asintió con la cabeza, aún seguía derramando lágrimas. Se sentía más relajada por verlo así, pero no estaría totalmente tranquila hasta que los médicos dijeran que se encontraba perfecto.

- Ay no... - dice después de escanearla con la mirada.

- ¿Qué? ¿te sientes mal? ¿te lastimé? – se levanta – Esteban dime algo, ¿llamo al médico? – se desespera por su silencio.

- Ya se nota. – señala su vientre.

- Ay que susto... - suelta todo el aire que tenía contenido – Sí... - sonríe – pareciera que estoy inflamada, nada más.

- Ven, ven, ven. – estira su brazo abriendo y cerrando la mano. Ella acata – Sabes, recuerdo haber escuchado sus latidos.

- ¿Sí? – frunce el ceño – ¿escuchabas todo?

- Eso creo... aunque realmente no sé que era lo que escuchaba o lo que mi mente reproducía.

- Con razón el médico dijo que tu cerebro se mantenía activo – asiente comprendiendo – pero ¿por qué no despertabas?

- Es raro – suspira – sentía que estaba despierto, pero por más que trataba de abrir los ojos no podía, entré en desespero y...

- Por eso su corazón sufrió un paro. – interrumpe el médico – No se sabe a ciencia cierta lo que sucede en el tiempo en que una persona pasa en coma. Han sido varios testimonios que resultan en que la mayoría confunden momentos actuales con sucesos pasados o suelen tener pesadillas, lo que altera el cuerpo humano. – explica – Usted está perfecto señor Lombardo. Su electro, resonancia y tomografía demostraron un correcto funcionamiento de su sistema. Solo quedaría que tome terapia para recuperar fuerza en los músculos.

AeternumWhere stories live. Discover now