-Hace rato... gritaste un nombre- dijo el rubio, su voz suave intentando calmar la tormenta de la chica. Dio un paso lento hacia adelante, lo que provocó que ella aferrara el "arma" con más fuerza, haciendo que su cuerpo entero se tendrás más
-"Newt"... Tuve... tuve una especie de pesadilla-explico de manera insegura. El rubio continuó acercándose, su proximidad intensificando su ansiedad. Con un movimiento defensivo y desesperado, empuñó el bisturí con ambas manos, la punta ahora amenazante.
-Eh, eh, tranquila. Yo soy Newt- Ante esa confesion, la tensión en sus hombros cedió ligeramente. La amenaza en su mano vaciló, el filo del bisturí descendió unos centímetros.
-¿Por qué... por qué eres lo único que recuerdo?- La pregunta era un hilo de voz cargado de confusión
-No lo sé... pero si dejas de apuntarme con eso, tal vez podamos resolverlo juntos- Lo miró fijamente durante unos segundos, sobre pensando sus palabras sin saber que hacer. finalmente bajo poco a poco el arma en sus manos cediendo a las palabras del rubio. Newt se acercó con suavidad, tomando su mano con cuidado para retirar el bisturí. -¿Recuerdas tu nombre?-
Su mente se volvió en blanco. Intentó hurgar en la oscuridad de su memoria, buscando algún dato sobre ella sobre su identidad, pero fue inútil. Negó con la cabeza con la desesperación creciendo en su interior
-¿Alby?- preguntó Newt, dirigiéndose al hombre alto. Este asintió con una gravedad silenciosa. --Ven, acompáñame- La invitó Newt con una mirada que prometía respuestas, o al menos, un intento de encontrarlas
La recién llegada siguió al muchacho rubio con pasos lentos sin querer acercarse mucho por la desconfianza- aunque no se sentía asi, ya que una sensación de seguridad emanaba del joven hacia ella, contradiciendo todo lo que su mente decia. Él la guio fuera de la improvisada enfermería, hacia la luz del día.
El exterior la recibió con la imponente vastedad de un patio rectangular, un coliseo natural aprisionado por cuatro murallas ciclópeas de piedra gris, vestidas parcialmente por el abrazo esmeralda de la hiedra. Las paredes se alzaban, desafiando la vista, hasta alturas vertiginosas, encerrando el espacio en un cuadrilátero perfecto. En el centro exacto de cada muro, una apertura de la misma altura ominosa se abría a la incertidumbre, sugiriendo la entrada a un laberinto de pasadizos y corredores que se perdían en la distancia, una impresión fugaz capturada por su mente aún turbia.
-¿Dónde estamos?-, preguntó, su voz apenas audible mientras sus ojos recorrían el perímetro opresivo. Sentía el peso invisible de innumerables miradas clavadas en ella, los ojos curiosos, lascivos o compasivos de los otros jóvenes que poblaban el lugar.
-Le decimos el Área-, respondió el rubio. La intensidad del escrutinio ajeno la hizo estremecerse con una punzada de incomodidad. Voces aisladas rompían el murmullo general, algunas con reclamaciones posesivas, otras con murmullos de lástima, y algunas más con risas cargadas de burla.
Intentando escapar de la invasión de miradas, la recién llegada se obligó a enfocar su atención en el entorno que el rubio había nombrado el Área. El suelo bajo sus pies era un mosaico irregular de bloques de piedra gigantes, muchos agrietados y colonizados por una alfombra desigual de hierba y maleza. Un edificio ruinoso de madera, encajado en una de las esquinas del cuadrángulo, ofrecía un contraste sombrío con la solidez gris de la piedra. Un pequeño grupo de árboles raquíticos lo rodeaba, sus raíces retorcidas como manos esqueléticas aferrándose a la roca en busca de sustento.
En otra esquina, descubrió un huerto ordenado, donde filas de maíz, tomateras y árboles frutales se extendían bajo el cielo nublado. Al lado opuesto del patio, corrales de madera tosca albergaban animales de granja: ovejas lanudas, cerdos gruñendo y vacas pastando con lentitud. La última esquina estaba ocupada por un bosquecillo sombrío, donde los árboles más cercanos parecían languidecer, al borde de la muerte. El cielo, un lienzo uniforme de gris plomizo, ocultaba cualquier indicio del paso del tiempo o la dirección del sol.
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Experiment | Newt
FanfictionViolet solo quería estar con Newt, pero el Laberinto guarda un secreto más oscuro que los Grievers. WICKD no la envió para salvar a la humanidad, sino para completar su transformación convertirla en la Reina. Y la traición más dolorosa vendra de su...
