Experiment | Newt

II

-¡Por favor!--¡Tengo que ir con el!- todo era completamente negro, Se veían los flashes por su cara, todo estaba borroso pero aún así gritaba, gritaba lo que podía

¿Dónde estoy?

-¡Me lo prometiste!-Sentía los jalones en sus brazos sabiendo que iban a dejar marca- ¡Era tu mejor amigo!

No sabía a quién le gritaba, simplemente la silueta borrosa de dos personas a lo lejos mientras seguía siendo arrastrada por otras. pero estaba claro la forma de cada uno, el era alto y cargaba una bata como de doctores al igual que ella, solo que su altura y cabello rubio corto la distinguía bien. la desesperación en la chica la hizo respirar con dificultad, las lagrimas empezaron a salir de sus ojos humedeciendo sus mejillas.

-¡Por favor! ¡Tengo que ir con Newt!-

-¡NEWT!- La pelinegra despertó agitada y automáticamente se sentó sobre la cama en donde reposaba, al parecer fue un sueño o más bien una pesadilla. Miro a su alrededor inspeccionando el lugar sin recordar como llego a la cabaña, Al sentir un pinchazo en su abdomen no pudo evitar levantar la bata que llevaba puesta dejando ver los hematomas y una herida que adornaba en su costado izquierdo lo suficientemente grande para dejar una cicatriz.

¿Qué mierda me pasó? - fue lo primero que pregunto cuando bajo su bata

El silencio expectante se rompió de golpe. Un golpe seco y violento resonó en la habitación cuando la puerta, con una fuerza inesperada, se estrelló contra la pared. El impacto la hizo temblar en su posición, sobresaltándola hasta el punto de sentir un escalofrío recorrerle la espalda.

La entrada se vio inmediatamente invadida por tres figuras. El primero en cruzar el umbral era imponente en su altura, su piel oscura brillaba bajo la luz, y su cabeza rapada acentuaba la firmeza de sus rasgos. A su lado, un hombre de tez morena y complexión ligeramente más baja lo seguía de cerca. Un detalle peculiar captó su atención: guantes de cuero cubrían sus manos, un indicio que la llevó a la conclusión casi automática: el doctor.

Pero su mirada se detuvo, clavada con una intensidad casi dolorosa, en el tercero. Un chico rubio con ojos marrones, que se movía con una desenvoltura, algo torcido, que le resultaba vagamente familiar. Una inquietante punzada de reconocimiento la asaltó. Lo conocía. Estaba segura. Su rostro, la forma en que se movía, algo en su aura le resultaba terriblemente familiar. Sin embargo, como si fuera un sueño, el recuerdo exacto de como sr habían conocido o donde lo había visto desapareció, dejándola con una frustrante sensación de déjà vu y un nudo de incertidumbre en el pecho.

El más alto avanzó con una lentitud estudiada, cada paso medido, como si intentara no asustarla. Pero su mera presencia desconocida, solo intensificó su pánico. Antes de que pudiera acortar la distancia, la mano de la chica instintivamente se cerró sobre un bisturí que se reposaba en la mesa de al lado suyo. Con un movimiento rápido y tembloroso, lo alzó, la punta afilada dirigida directamente al pecho del hombre.

Su voz, quebrada por el miedo y la confusión, resonó en la habitación

-¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?- Mantenía el pulso inestable del bisturí en su mano, apuntando al extraño más cercano. Los otros dos permanecían en silencio, observando la tensa escena con cautela alerta a cualquier movimiento de la chica

-Te lo explicaré todo, tranquila. Baja eso, por favor- respondió el alto, manteniendo las manos elevadas en un gesto de rendición. Sus ojos oscuros transmitían una calma que ella no sentía en absoluto

-¿Por qué no recuerdo nada?-Preguntó susurrando de manera desesperada. El rubio y el pelón intercambiaron una mirada significativa, un matiz de preocupación se posaba en sus rostros .-¿Qué pasa?- Su agarre en el bisturí se tensó aún más con miedo de lo que podrían decir