23, la cena de navidad

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23, LA CENA DE NAVIDAD

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23, LA CENA DE NAVIDAD

Aurora no quería que las vacaciones de Navidad terminaran. Deseaba poder quedarse para siempre en la casa de los Potter, comiendo pasteles de carne picada, jugando a las cartas, escuchando las historias sobre fantasmas del Señor Potter y leyendo cuentos junto a sus amigas y la Señora Potter.

Hermione les había enseñado a hacer "ángeles de nieve", que consistía en tirarse encima de la nieve y mover los brazos y las piernas. Luego intentó explicarles lo que era un "ángel", pero se rindió cuando Ron dijo que parecían fantasmas pero tímidos, ya que permanecían invisibles.

Todas las noches Sirius los despedía con una cálida sonrisa y un: "Duerman bien, niños". Aurora fantaseaba debajo de sus sábanas sobre que era una Potter más, que recibía todo el cariño y el cuidado que ellos ofrecían.

Pero esa fantasía se derrumbó, rápidamente, en la víspera de Navidad.

Estaban bebiendo cerveza de mantequilla, sentados en los sofás de la sala de estar. Los señores Potter charlaban de Aritmancia con Hermione, a quién le fascinaba aquella materia; Harry, Sirius, Ginny y Euphemia jugaban al juego de mesa muggle llamado "Monopoly"; y Aurora estaba concentrada en la décima partida de ajedrez contra Ron. Aurora estaba ordenando a su alfil para que se mueva, cuando un fuerte e inconfundible CRACK sonó fuera de la ventana.

Aurora lo ignoró. Estaba concentrada en evitar que Ron le haga jaque mate una vez más, porque era imposible de vencer y Aurora había intentado todas las vacaciones al menos ganar una partida. Además, los Potter conocían a todo el mundo, no era raro que los visiten.

—No esperábamos a nadie, ¿cierto Fleamont? —dijo Sirius, mirando hacia la entrada. El señor Potter sacudió la cabeza y frunció un poco el ceño. Ambos se quedaron callados y escucharon como el elfo doméstico, Gil, corría hacia la puerta. Una voz baja y conocida se escuchó desde la puerta. Aurora se quedó congelada.

—Oh, Señor Potter, Señor Black, ella ha venido por la joven Aurora, ¡ella me lo ha dicho, ella es su madre! Le dije que esperara por usted —el elfo se retorcía los dedos, claramente molesto.

No. No podía ser. Ella no se atrevería.

Sus amigos la miraron confundidos. Aurora sentía que su sangre se había congelado.

—Ella no... —susurró Aurora, lo suficientemente avergonzada como para mirar a alguien a la cara.

Sirius se levantó y corrió hacia el pasillo. Aurora escuchó la voz elevada, fría y furiosa de su madre. Sintió que podía desmayarse.

—Aurora —dijo la señora Potter, suavemente—. ¿Tus padres te dieron permiso para visitarnos?

Aurora no le pude responder; las palabras estaban atoradas en su garganta. La señora Potter chasqueó la lengua.

TRAITOR ━Ron Weasley [1]Where stories live. Discover now