03: 𝐄𝐥 𝐓𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐒𝐮𝐞𝐜𝐨

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{Omnisciente}

Five y Blacky aparecieron en la casa de Elliot, al llegar a la sala vieron a Lila sobre Diego curando su herida.

-Ah, no está muerto.

Blacky se acercó a lamer la mano de Diego que colgaba del borde del sofá.

-¿Decepcionado?

-¿De verte? Siempre.

-Tanta hostilidad en algo tan pequeño...

Five agarró un algodón con alcohol para poder limpiar el rasguño de su cuello.

-¿Elizabeth no ha vuelto? -se preguntó el perro al no ver rastro de su dueña ni de percibir su olor.

-¿Quién es Elizabeth?

-Una chica de estatura promedio, muy bonita y algo sarcástica, pero amable -le explicó Five buscándola con la mirada.

-No he visto a nadie con esas características aquí.

Five se deshizo de su corbata pero no consiguió sentirse más aliviado.

Blacky se le quedó mirando a Lila con desconfianza, ella lo notó por lo que prefirió seguir en lo suyo de curar a Diego.

-¿No lo desataste? -dijo el chico al ver a Elliot roncar en la silla todavía amordazado.

-¿Debía desatarlo?


































-¿Debía desatarlo?

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Elizabeth caminaba furiosa por los pasillos de la Comisión, ese día Blacky no estaba con ella debido a que estaba enfermo y se había quedado en la habitación descansando.

Normalmente la mujer no se dejaba guiar totalmente por sus emociones y a pesar de estar enojada trataba de no ser descortés con los demás.

Pero hoy no era uno de esos días.

Un intercambio de algunas palabras con la Encargada eran suficientes para arruinar su día, ni el café mañanero podía arreglar su humor.

Caminaba esquivando a la gente para no empujarlos contra las paredes, no le dirigía la mirada a nadie, solo se mantenía mirando al frente. Y ni siquiera saludaba.

Todos estaban extrañados de su manera de actuar esa mañana.

Se detuvo un momento a servirse un poco de agua de una dispensadora. En eso una amiga se acerca.

¿Casualidad o Destino? - Cinco Hargreeves Where stories live. Discover now