𝗘𝘅𝘁𝗿𝗮: 𝗟𝗹𝗲𝗴𝗮𝗱𝗮 𝗱𝗲 𝗕𝗹𝗮𝗰𝗸𝘆

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Mi tío me llevaba a rastras del brazo, yo no quería porque estaba leyendo un libro muy interesante cuando llegó a interrumpirme.

—Tío, puedes mostrarme lo que sea que vayas a mostrarme luego —resoplé aburrida.

—Es ahora o nunca, Luci.

Me llevó al área de experimentos, pasábamos puerta tras puerta oyendo ruidos raros que venían de ellas.

Hasta que finalmente llegamos a una puerta blanca que tenía grabada el número 1015.

Al entrar vi una habitación color gris, una mesa en el medio, dos sillas y nada más.

—Prometí darte un buen regalo de cumpleaños.

—Y yo te dije que no era necesario.

—Para mí lo es, no todos los días cumples quince años.

«Un cuarto de tortura como regalo, lo que siempre había querido» Nótese el sarcasmo.

Sobre la mesa pude notar una cajita mediana negra con un moño morado.

—Antes de que la abras, necesito que cierres tus ojos y extiendas tus brazos.

—Tío Herb, yo–

—Luci.

Resoplé rendida y cerrando mis ojos haciendo lo que él me pidió.

Pude oír como la puerta se abría, escuché a mi tío susurrar algunas cosas que no entendí y luego volvió a cerrar la puerta.

Todo se quedó de repente en un ensordecedor silencio, bueno, por lo menos así hasta que un fuerte empujón en mi cadera me lanzó al suelo, luego sentí como un peso se subía sobre mí.

Una cosa mojada y fría olfateaba y lamía mi cara, me tapé con los brazos aterrada de que fuera algún oso o un lobo intentando arrancarme el rostro.

Luego pude oír como algo olfateba mi cabello y mis brazos, unos momentos después me decidí por ser valiente y destapar mi cara para ver que rayos era eso.

Al abrir mis ojos pude ver una naricita negra olfateándome. Me alejé un poco para poder ver bien que animal tenía frente a mí.

Y no esperaba lo que me encontré, fue amor a primera vista sin duda.

Me encontré con el Border Collie más hermoso que había visto, se veía como un cachorro de probablemente meses, era de un intenso color negro y blanco.

Tenía un ojo gris rodeado por una mancha negra y el otro de un color azul hermoso.

Al notar como me le quedé mirando sorprendida, él se puso en modo juguetón haciéndome sonreír.

Acerqué mi mano lentamente, la olfateó para luego dejar que lo acariciara.

—Hola, bolita de pelo...

Incluso se acostó en el suelo boca arriba con las patas abiertas para que sobara su barriguita rosadita. Yo sonreí enternecida.

—O más bien, amiguito.

Movía su colita con tanta alegría que parecía que se le iba a salir en algún momento.

Mi sonrisa crecía cada vez más encantada con ese bello angelito frente a mí.

Mi tío Herb se acercó sonriendo ampliamente.

—Lo siento, el plan era entregártelo en las manos, pero se emocionó mucho.

—Ya veo... Espera un momento —al notar sus palabras lo miré sorprendida—. ¿Es para mí?

Mis ojos debieron brillar al preguntar eso porque mi tío sonrió aun más.

¿Casualidad o Destino? - Cinco Hargreeves Where stories live. Discover now