31

24 9 0
                                    

— ¿están seguros del plan?- preguntó Bek por tercera vez- La Dama Roja no es mujer que se deja sorprender así porque sí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


— ¿están seguros del plan?- preguntó Bek por tercera vez- La Dama Roja no es mujer que se deja sorprender así porque sí.

— Es nuestra abuela, conocemos sus movimientos- respondió María.

— irá fuertemente armada- continuó explicando Lorenzo- la caravana que la traslada está compuesta por tres Mercedes, los tres son completamente rojos... Por lo que no será problema identificarlos. Los vehículos tienen medidas de seguridad personalizadas.

— así es- continuó Maria- en cada Mercedes van cinco hombres con fusiles de asalto y granadas. Los Mercedes están equipados para soportar el impacto de una bomba y dos de ellos poseen artillería, sí como oyeron... Artillería automática.

— es difícil saber cual  en cuál Mercedes va el objetivo- continuó su hermano- por lo que vamos a  emboscar a los tres. Aquí- señaló en el mapa- donde la calle privada se pone angosta, el bosque que rodea la carretera nos servirá de amparo.

— La Dama Roja será nuestra- solté un bufido- ustedes deberán contener a los soldados que la protegen.

— los soldados no son tarea fácil, la SCG los entrena desde los cuatro años en las artes de combate. El equipo de élite de la SCG junto a las Damas del Viento son los mejores asesinos que existen en los cuatro mundos.

— entonces...- Lorenzo me miró con atención- estamos seguros que ella nos dará la información necesaria.

— ella pertenece al alto mando de la SCG- respondió María- ella está al tanto de todo.

— chicos... No quiero interrumpir pero la DIES acaba de lanzar una alerta en nuestra contra- nos informó Aurelio sin apartar la mirada de su computadora.

— tiene que ser una maldita broma- se quejó María.

— la DIES no bromea, Cielo- le respondió Ank.

Hacía una semana que habíamos dejado la base, sacado un poco de efectivo de las tarjetas de crédito de la Agencia, robado armas y escapado de nuestro destino. Desde entonces la Madre de Lorenzo y María nos ha bombardeado de mensajes y llamadas exigiendo que desistamos de nuestra misión.

No logró su objeto, seguimos adelante.

Ahora nos encontramos en un motel de mala muerte en Entre Ríos, las paredes parecen venirse abajo por el moho y el olor a orina es insoportable. Estamos todos de rodillas sobre una cama, observando el mapa de una mansión a las afueras de Rosario, en Santa Fe. La cama tiene un olor a patas tremendo.

— ¡Tenemos que salir de inmediato!- ordenó Lorenzo- ya deben habernos rastreado. Tomó su bolso lleno de provisiones y armas y miró hacia la ventana- están aquí.

— ¡No podemos pelear contra la DIES!- se quejó Ank- pero tampoco podemos dejar sola a Marina.

— ¡No habrá necesidad de pelea!- gruñó Lorenzo- saldremos por la ventana del baño.

— creo que eso no sucederá- Bek cerró los ojos- hay una barrera mágica sobre el motel.

— ¿debemos luchar entonces?- pregunté.

— no nos queda otra- dijo María cargando su arma y tomando una catana.

— veré si puedo romper la barrera- Bek cerró los ojos y se elevó en el aire, colocó juntas las palmas de sus manos y comenzó a rezar en un idioma extraño, el aire se cargó de estática y luego las chispas fueron visibles- ¡BRUNO!- me habló en pleno trance- ¡Sus mentes!.

Cerré los ojos y respiré lo más hondo posible, me concentré hasta encontrar las mentes que estaba buscando. Había tres en la puerta del motel y cinco subiendo las escaleras. "Duerme, duerme, duerme"- ordené y lentamente una a una fueron cediendo.

Solo quedaban dos, Morena Caballero y el brujo Maledón. Tenían las mentes protegidas.

— ¡listo!, Solo quedan dos- anuncié- La señora Caballero y el brujo Maledón.

— ¡no podremos contra ellos!- exclamó Aurelio.

— no necesariamente tenemos que derrotarlos- respondió Lorenzo- tengo un plan, solo síganme.

Bajamos hasta la calle en silencio, confiando plenamente en Lorenzo. La señora Caballero y el Brujo estaban apoyados sobre una camioneta esperándonos.

—  ¡tendrán castigos muy severos!- nos amenazó la señora Caballero.

— No pensamos entregarnos- le dijo, muy firme, su hijo.

— ¡Podrían sufrir un juicio militar!- advirtió Maledon- y los burócratas no son tan amables como nosotros.

— nos enfrentaremos a lo que venga, siempre y cuando podamos salvar al mundo de Celestine y Ayudar a Marina- Lorenzo le sonrió a su madre- has traído pocos guardias- observó.

— ¿Y qué con eso?- preguntó su madre.

— supone dos cosas: o hay más escondidos, o nos quieres ayudar.

— ¿Qué te hace pensar que vamos a ayudarlos?- preguntó el Brujo.

— somos mayoría- dijo María empuñando su catana.

— ¡Niña! Ninguno es rival para nosotros dos y lo saben- respondió el Brujo.

— Tienen una semana para lograr lo que se proponen... Es todo el tiempo que pude conseguir- nos informó la señora Caballero- si no logran nada en ese tiempo serán cazados por la DIES- los ojos de Lorenzo se iluminaron.

— ¡Gracias mamá!- el chico abrazó a su madre.

— hace tiempo que no me llamabas así- dijo la mujer- cuídense mucho.

— ahora Bek, lanza sobre nosotros un hechizo de sueño- pidió Maledon- ¡Y suerte!.

Bek hizo su magia y ambos cayeron al suelo dormidos.

Tomamos el primer auto que encontramos y salimos a toda velocidad hacía Santa Fe, La Dama Roja tenía algo que nos pertenecía y íbamos a recuperarlo.

Hicimos una parada antes de pasar el límite provincial. Estábamos cansados y necesitábamos comer algo.

Lorenzo me apartó del grupo y juntos nos sentamos en el capó del auto, miramos el atardecer, el cielo estaba arrebol y la suave brisa húmeda nos golpeaba la cara.

— este lugar es hermoso- dije.

— es un sueño- respondió- tenerte a mí lado mirando el sol ponerse es un sueño.

— ¿Ahora eres romántico?- bromeé.

— sacas cosas que jamás creí que tenía- confesó- siempre pensé que era una roca por lo dura e impenetrable que era, tenías que venir vos y convertirme en un cofre, cada día que pasa sacas de mí cosas que no creía encontrar jamás.

— ¿lo dices por la oportunidad que nos dió tu madre?.

— no, lo digo por esto. Nunca me senté a ver el atardecer, ni siquiera solo, y aquí estoy, contigo, haciendo algo que considere toda mí vida una pérdida de tiempo.

No dije nada, solo apoyé mí cabeza sobre su hombro.

Espectros, Amores y Fantasmas (LGBT)Where stories live. Discover now