Bruno cree que es un chico común con bastante mala suerte hasta que aparece Lorenzo y lo sumerge en un mundo donde los superhéroes son reales y luchan por mantener la paz en los cuatro mundos.
*Todos los personajes de esta historia tienen más de 18...
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El sonido era insoportable y me provocaba dolor de cabeza. Estaba aterrado, estábamos teniendo un combate naval real. Lorenzo estaba concentrado en maniobrar la nave y calibrar los disparos, Ank observa los monitores mientras hablaba con unos micrófonos puestos y María le daba información en tiempo real a Lorenzo sobre los movimientos del enemigo. Yo miraba el radar, la manchita del barco indicaba su acercamiento. Mí trabajo era bastante aburrido en realidad, hasta que otra manchita apareció en el radar.
— ¿ehh?- toqué a Ank para que observara y no me hizo caso. Miré hacia el mar y ví a lo lejos un helicóptero que venía a nuestra dirección.
No lo pensé dos veces y corrí hacia cubierta para informarle a Bek. El chico había creado una especie de cúpula invisible donde rebotaba la munición enemiga, se podía ver los impactos contra la pared invisible, daba miedo.
— ¡BEK!- llamé mientras me acercaba a su dirección, estaba en la popa murmurando en voz baja mientras sostenía un péndulo.
Al llegar a él lo toqué y dió un salto.
— ¿Que sucede?- preguntó.
— eso- señalé al helicóptero segundos antes de que soltara pequeñas ráfagas de fuego.
Bek cerró los ojos y comenzó a murmurar lo más rápido posible. Las ráfagas de fuego se convirtieron en inmensas explosiones alrededor del barco. Eran cohetes, nos estaban atacando con cohetes. El brujo tropezó con sus propias piernas y comenzó a sangrarle la nariz. Antes de que cayera al suelo logré sostenerlo con mis brazos.
— ¿estás bien?- pregunté al oído.
— un poco cansado- respondió.
Un par de tiros lograron hacer temblar el barco y tuve que tomarme de las barandas para no caerme.
Ank salió en forma de un manchón en dirección hacia el cielo.
— Susurrante, Ave Negra- nos dijo- deberían ir adentro, esto se pondrá feo.
Voló en dirección al helicóptero y de una maniobra rápida le arrancó los lanza cohetes y lo arrojó al mar. En respuesta la aeronave comenzó a disparar, pero las balas chocaban contra Ank y no le afectaban. Tomó al helicóptero por la cola y lo giró con una fuerza descomunal hasta arrojarlo a varios kilómetros de distancia, a lo lejos se logró ver una columna de humo cuando impactó con el agua.
Un misil pasó a centímetros de mí cabeza y explotó a kilómetros de distancia. Luego Bek me tomó del brazo a tiempo cuando uno de los lanzamisiles que tenía la lancha se abría para lanzar uno. La salida me empujó hacia atrás y me aferré a la baranda para no caer al agua.
— ¡eso estuvo cerca!- dijo Bek.
Ank voló en dirección al buque y le lanzó rayos desde el aire. A pesar de eso el buque no paraba de disparar y lanzarnos misiles. Me pregunto cuántos más tendrá en su arsenal
Al cabo de unos minutos todo se calmó. Tomé a Bek por los hombros y lo lleve a un camarote. El chico se veía exhausto. Regresé a la cabina de mando luego de comprobar que estaba bien y describí a Lorenzo muy preocupado.
— ¿Que tenías en la cabeza?- me dijo molesto.
— intenté avisar a Bek del helicóptero, lo teníamos encima...
Se pegó a mí pecho con fuerza. Quedé desarmado, pude sentir su miedo. Lo abracé con dulzura.
— casi te pierdo- dijo aún con su rostro perdido en mí pecho.
— Lorenzo estoy aquí. No pasó nada- lo calmé.
— si qué pasó- me dijo- estuviste a punto de morir.
— Lorenzo no seas irracional- habló su hermana- el chico hizo lo correcto, teníamos ese helicóptero encima y si él no le hubiera avisado a Bek todos estaríamos muertos.
Lorenzo se separó de mí y miró a su hermana con recelo.
— y te agradecería que no fueras tan sentimental- prosiguió- yo salgo con Aurelio desde hace años y no hago tanto drama.
— tu porque eres un ser sin corazón- respondió Lorenzo volviendo a la computadora.
— fui educada para ser un soldado y tú también no te olvides de eso.
— creo que una pelea ahora está de más chicos- dije al ver el resentimiento que crecía en ellos- aún está ese buque y Marina sigue bajo el agua.
— el buque se está alejando- al parecer los rayos de Ank si dieron en el blanco.
— Aguamarina no responde desde hace treinta minutos- dice María preocupada- si uno de esos peces con patas la atrapa jamás me lo perdonaré.
El barco comienza a tambalearse sin razón alguna, Ank baja y entra a la cabina de mando.
— algo le pasa al mar- dice y señala un pozo que se está formando a metros de nosotros.
El agujero de agua se convierte en un largo tentáculo hacia arriba y cae de lleno sobre nuestra cubierta. El impacto nos hunde un poco y llena la superficie de agua. Al escurrirse deja al descubierto un cuerpo. ¡Marina!.
Instintivamente corro hacía ella y cuando llego me arrojo al suelo para comprobar que sucede. Está herida, llena de cortaduras superficiales en el rostro y un diminuto arpón clavado en una de su pierna.
— ¡Marina!- exclamo sin saber que hacer. Si la muevo le dolerá todo, pero no puedo dejarla aquí. La levanto buscando todas mis fuerzas y la llevo al interior de la embarcación.
— ¡eso se ve muy mal!- dice Bek cuándo la llevo al camarote- necesito un par de yuyos de mí bolsa- Mete la mano en su bolsa, que siempre lleva consigo y comienza a sacar cosas hasta que encuentra lo que busca- necesito que la acuestes bien- me pide y obedezco.
Bek procede a curarla. Le quita el arpón de pierna y comienza a darle de beber de un pequeño frasquito y pasar sus manos sobre ella mientras reza algo en una lengua extraña.
Al cabo de unos minutos Marina recupera la conciencia y me toma de la manos.
— lleva esto a un lugar seguro- me dice ronca- me da una pequeña caja de metal- no pudieron quitarlo a tiempo- y suelta una risita áspera.
Salgo del camarote y voy hacía la cabina de mando con la caja. Lorenzo y María están en cubierta. Me dirijo a ellos con la caja.
— ¿sucede algo?- pregunto.
— estamos viendo si los peces con patas quieren convertirse en sardinas- responde María- al parecer no la siguieron.
Del agua emerge un proyectil que rompe la ventanilla de la cabina principal.
— ¿qué mierda?- se oye a Ank maldecir.
Lorenzo quiere llegar a Ank para ver qué pasa cuándo somos interceptados. Emergen del agua con agilidad. Saltan a la superficie y caen en cubierta apuntando sus armas sobre nosotros.
Buzos tácticos. Al menos son veinte. Van totalmente de negro, llevan el oxígeno detrás y un casco redondo, atemorizante.
Un último buzo emerge y de un salto ágil queda sobre el cañón de la lancha.
Es diferente a los demás su traje no es negro, es rojo.
María y Lorenzo dan un paso atrás, sorprendidos, al ver el buzo de rojo. Sus rostros reflejan confusión y miedo. Pero también hay algo más. Puedo leer sus mentes dicen "ella no, que no sea ella por favor".
El buzo rojo se quita el casco y el rostro de una mujer de cincuenta años, pelirroja aparece. Nos regala una mirada astuta. Sonríe.
— ¡cuanto han crecido!- dice- ¿esa es la cara que ponen al ver a su abuela?.
