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"Las primeras veces nunca son como las soñamos,
y eso es lo bueno de ellas,
siempre buscan sorprendernos."

Entré por última vez en la habitación de mí padre

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Entré por última vez en la habitación de mí padre. Respiré profundo porque todavía podía sentirse su olor. Busqué entre sus cosas, una vieja maleta y comencé a guardar mis pertenencias más importantes. Tardé más de media hora en juntar todo. El estirado de traje no cumplió su amenaza y me dio un par de minutos de más. No tenía muchas cosas, más bien esas pocas pertenencias pesaban mucho, anclándome a la casa. Bek me ayudó a llevar mí valija al auto. Si, había un maldito deportivo estacionado en medio de mí patio y yo no lo había oído llegar.

Di un último vistazo a mí casa, tomé a bigotes en brazos, la urna dónde estaba papá y dejé todo atrás. Bek cerró todas las ventanas y puertas. El chico era un amor y el único que entendía lo difícil que era para mí salir tan abruptamente de aquel lugar que fue por muchos años mí hogar. Lorenzo solo se limitó a hablar por teléfono.

- ¡dame al gato!- pidió Bek- se pondrá nervioso dentro del auto. Déjame que sé como llevarlo tranquilo- se lo entregué y se llevaron bien al instante. Bek lo sostenía con dulzura y Bigotes parecía camuflado en el poncho del chico, su pelaje gris se confundía con la tela, se lo reconocía solo por sus enormes ojos verdes.

- ¡sube!- me ordenó Lorenzo. Di una última mirada e intenté subir a la parte trasera del auto pero el estirado negó con la cabeza y señaló el copiloto.

El auto arrancó y salimos a toda velocidad por campo abierto hasta tomar la calle de tierra. En un par de segundos entramos al pueblo donde le dediqué una última y nostálgica mirada. No sé cuándo tiempo estuvimos viajando. Las carreteras se hicieron interminables. Pasamos pueblos y ciudades hasta llegar a una zona donde había solamente planicie y el mar al otro lado.

- ¿ya llegamos?- pregunté.

- ¡en menos de una hora!- informó Bek.

Pasé media hora observando el camino hasta que esté cambió abruptamente. Dejamos de ir en paralelo al mar y nos adentramos a un inmenso bosque. El camino se abría entre altos y gruesos árboles hasta llegar a una inmensa puerta de metal.

-¡ bienvenido al Centro de Operaciones Combinadas de la DIES!- dijo en tono ceremonioso Bek.

La verja se abrió y dio paso a un inmenso chalet en lo alto de una loma con un jardín enorme. La casa parecía sacada de la portada de alguna revista. Era una construcción que no se vía mucho en mí pueblo... Era moderna, soberbia y elegante.

Entramos a un garaje esculpido en la ladera dónde estaba la casa. El interior era de roca y le daba un aspecto hermoso. Bek bajó primero y corrió hacia una ascensor que había en un esquina. Lorenzo me ayudó a recoger mis cosas en silencio.

Subíamos por el ascensor y nos adentramos a un pasillo futurista con puertas metálicas que se abrían solo identificando tu huella dactilar. El pasillo llevaba a una sala común donde había otros jóvenes esperando, y una mujer que no pasaba de los cuarenta años.

Espectros, Amores y Fantasmas (LGBT)Where stories live. Discover now