12. Provocaciones.

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El ángel y el demonio estaban tumbados uno junto al otro, mirándose a los ojos. Aziraphale ya estaba calmado al completo y Crowley parecía satisfecho por lo que había hecho.

Dio un largo suspiro y se apoyó sobre los codos para darle un suave beso a los labios de Aziraphale. El ángel lo correspondió poniendo una mano en su espalda.

La respiración calmada de Crowley resonaba contra sus mejillas mientras se fundían en el beso. Aziraphale le acarició la piel de la espalda con delicadeza.

- Hmm... -murmuró el demonio contra los labios del ángel. Se separaron lentamente y se quedaron mirándose a los ojos.

La mente de Crowley estaba embotada. Quería hacer muchas cosas junto a Aziraphale, tenía tantos planes... pero era todo muy reciente. Le habían roto y recompuesto el corazón en menos de una semana. Y eso era duro para él. A pesar de sus deseos, necesitaba unos minutos para procesarlo.

Aziraphale lo besó otra vez y el demonio lo abrazó. A ambos les resultaba extraño notar la desnudez mutua. Sus pechos juntos, sus brazos desnudos... Crowley besó el hombro de Aziraphale y se quedó disfrutando del contacto con la piel del ángel. El demonio suspiró. No podía ignorar el hecho de que aún se sentía excitado.

Aziraphale se encontraba en las mismas. Pero los dos sabían que debían ir con calma. Crowley besó el cuello del ángel lentamente, al cabo de casi un minuto le dio un pequeño mordisco, chupando su piel. Cuando Aziraphale suspiró de sorpresa el demonio se acercó a su oído.

- ¿Quieres continuar con lo que hemos empezado? -susurró Crowley, un siseo resonaba en su voz.

Aziraphale estaba nervioso, pero asintió.
Crowley sonrió, cerró los ojos y decidió materializar sus alas. Plumas negras y algo rotas aparecieron en su espalda. Aziraphale se apoyó al colchón para sentarse y verlo con mejor ángulo.

- ¿Crowley...?

- También quiero ver tus alas, angelito -susurró el demonio.

Los dos llevaban desnudos un buen rato, pero fue entonces cuando Aziraphale realmente se dio cuenta de la majestruosidad del cuerpo de Crowley. Casi tuvo un escalofrío al recordar que lo tenía todo para él solo. Aziraphale suspiró, su mirada llena de amor recorriendo el plumaje negro de la espalda de Crowley. Levantó un brazo y acarició su ala derecha. Al ser grandes, las alas se curvaban, arrastrando las plumas sobre la cama. Era casi como si quisieran abrazarlo.

Aziraphale cerró los ojos dejando sus alas blancas a la vista. Crowley sonrió y cogió su mano con suavidad. Le dio un beso en el dorso y lo miró.

- No quería que esto fuera tan... humano -comentó el demonio acercándose lentamente al ángel.

Aziraphale sonrió nervioso y mantuvo la mirada sugerente de Crowley.

Una mano de Crolwey empezó a acariciar el ala derecha del ángel. Aziraphale suspiró. Nadie había tocado sus plumas jamás.

Los labios de Crowley besaron el cuello de Aziraphale y este tuvo un escalofrío.

— Túmbate —susurró— Déjame a mí hacer el trabajo.

El ángel obedeció. Se tumbó con un suspiro y Crowley lo contempló. Ese hombre... no... no era un hombre por mucho que lo pareciese. Ese ser era majestruoso. A pesar de los rasgos físicos humanos, sus alas abiertas, él tumbado boca arriba, las plumas casi rozando el suelo... le daban un aspecto etéreo al ángel.

Crowley sentía una mezcla de amor y excitación aún más fuerte.

El demonio suspiró y acarició el pecho del ángel con una mano. Besó su clavícula y luego se separó un poco. Aziraphale lo miró mientras su mano bajaba a su vientre, acariciando sus caderas, su cintura... esa piel tan suave... casi tan aterciopelada como las blanquecinas plumas de su espalda.

Los ojos amarillos de Crowley no se molestaron en disimular. El miembro del ángel estaba semierecto, a diferencia del suyo, que pedía atención a gritos. Aziraphale lo miró a los ojos y estuvo a punto de sentarse para alcanzarlo con la mano.

Crowley hizo fuerza contra su pecho para que no se moviese.

— Ángel, tranquilo. Ya sabes que esto no va a quedarse así —susurró.

Aziraphale lo miró con ojos suplicantes. Casi llegó a creerse que estaba a su merced. Casi, porque sabía perfectamente que si decidía tomar el control el demonio iba a volverse loco por él. Se limitó a sonreír nervioso y a gemir de sorpresa cuando Crowley le sujetó la erección.

El demonio se acercó a él, juntando sus sexos. Crowley suspiró profundamente cuando estuvo en contacto con Aziraphale.
El ángel lo abrazó poniendo sus manos en sus omoplatos y le dio un corto beso en los labios.

— Mhhgg... —casi gimió Crowley. Empezó a moverse con suavidad, sus caderas deslizándose hacia delante, juntando sus erecciones en su mano, chocándolas contra el estómago del ángel.

Aziraphale le besó el cuello y a Crowley se le escapó un gemido. El demonio se sintió mejor que nunca.
Aziraphale besó su mandíbula hasta llegar a sus labios de nuevo. Crowley se tocó a sí mismo junto a Aziraphale. Goteando lentamente sobre el vientre del ángel, jadeando ante el roce de sus pieles.

Aziraphale no iba a negarlo. A pesar de que quería tomar el control, en ese momento ese sentimiento estaba muy lejano. En esos instantes sintió que le flojeaban las piernas, que sus planes de dominancia se desmoronaban. Gimió más alto que la última vez y Crowley lo miró con una sonrisa.

— Mmmh... Crowley... —jadeó Aziraphale.

El demonio miró a los ojos de Aziraphale y soló necesitó un asentimiento para entender que quería más.

Crowley soltó su agarre quedándose sentado apoyado sobre las caderas del ángel. Aziraphale lo sorprendió cogiendo su erección. No usó una mano, sino las dos. Crowley contuvo la respiración y sonrió, entrecerrando los ojos de placer al notar los dedos de Aziraphale sobre él.

— Hmm... ángel... —musitó casi en un gruñido.

Aziraphale decidió usar solamente una mano para tocarlos con suavidad. Con la otra se tocó tímidamente a si mismo. Crowley suspiró.

Y el demonio supo que el ángel no iba a detenerse. Por muy puro que pareciese, esa noche de verdad tenía ganas de pecar.

Love of my life || Crowley x Aziraphale || Historias y One Shots || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora