1. El accidente.

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Un mal día es poco para definir la tarde que había tenido.

Era de noche y me encontraba pedaleando a oscuras. Mi bici tenía parte del manillar roto, la linterna que llevaba se había quedado sin pilas y para acabar de rematar la situación estaba empezando a llover.

No me asustaban los truenos pero cuando uno cayó cerca di un respingo.
El pelo empapado empezaba a pegarse a mi rostro y ya no tenía casco para cubrir mi cabeza. La bici me había caído por un peñasco luego de tropezar con unas piedras y había pasado más de dos horas hasta encontrarla. Para rematar, el tobillo me dolía a horrores, probablemente me lo había fracturado al caer.

La carretera estaba oscura, no había farolas en la mitad de la noche por esos bosques. Por eso marchaba de mi pueblo. Mi empapada mochila era en realidad un intento de maleta. Me había discutido con el propietario de la casa que tenía alquilada, mis padres vivían muy lejos así que me encontraba sola, intentando ir a Londres en bici. Ni siquiera tenía amigos allí. Me había ido a buscar trabajo a ciegas, lejos de mi ciudad natal y ahora me encontrama enmedio del sur de Inglaterra, sin aún tener un trabajo fijo y sola.

Decidí seguir un camino por un rato, fuera de la carretera, la luz de la luna era lo único que me iluminaba y me dio miedo estar tan a oscuras, así que volví a la carretera. Quizá debí tener un poco de cuidado cuando lo hice, así no me hubiese estampado contra un Bentley color azabache. Fui bastante tonta, he de asumir, pues los faros del coche estaban abiertos, pero no tuve tiempo de apartarme así que básicamente mi bici terminó peor de lo que estaba y salí propulsada hacia los hierbajos de la cuneta de la carretera, por suerte no toqué el duro asfalto y caí sobre las hojas y tierra.

No me rompí nada, gracias a Dios (literalmente). Pero sentí un dolor aún más punzante en el tobillo. Gemí de dolor notando mi pie en una posición que me pareció imposible. Me senté, aún con los ojos cerrados, y me dejé caer boca arriba. Ignorando la única luz del coche que seguía encendida, ignorando esa gran luz que brillaba justo arriba de mí. Iba a... ¿morir?

Todo se quedó a oscuras de nuevo.

- ¡Ha sido su culpa! Esto pasa a los humanos por no mirar por dónde van.

Abrí los ojos mirando las copas de los árboles. Escuchando pasos acercarse. No tenía fuerzas para retomar mis intentos de sentarme. Me quedé allí, respirando con agitación y esperando que quienfuera que me había atropellado tomara responsabilidad.

La lluvia seguía mojándome, empapando mi ropa y rostro, cerré los ojos de nuevo sintiendo una extraña tranquilidad, pero no tardó en esfumarse cuando un hombre me cogió de los hombros y me sentó lentamente.

- ¿Estás bien?

Los primeros instantes pensé que era imposible que alguien como él hubiese hecho la locura de atropellarme... es decir... la primera vez que vi a Aziraphale me pareció alguien tan puro que no lo imaginaba conduciendo a una velocidad vertiginosa sin tener cuidado.

- No del todo -susurré en respuesta y gemí intentando doblar la rodilla. Lo miré a los ojos y me di cuenta de que realmente estaba preocupado. Era... extraño. Su ropa era prácticamente toda blanca, tonos claros, incluso su pelo... aunque no parecía demasiado viejo... de hecho, no parecía anciano en absoluto y tampoco parecían canas así que...

- ¿Cómo te llamas? -me preguntó con voz suave. La lluvia empapando su ropa. Sus claros ojos me transmitían una tranquilidad embriagadora, realmente me había calmado solo con su presencia.

- _______ -dije en un susurro. No iba a preguntar nada. Yo solía hablar bastante pero... seguramente tenía una commoción, porque el tiempo parecía pasar diferente.

- Bien, ______. Tranquila -me susurró y me ayudó a levantarme, gemí de dolor y me apoyé a él. Para mi sorpresa, él se detuvo unos momentos y miró al otro hombre, el que deducí que era el conductor. Al principio pensé que era un chófer o algo pero...

Algo iba mal. Los dos parecían haberse quedado de piedra a raíz de algo. El hombre que me había levantado me miró y luego se quedó callado unos segundos.

- Vamos a llevarte. ¿Eres del pueblo? -su voz tembló un instante. Parecía... ¿asustado?

Asentí.

- Pero quiero ir a la ciudad... e-em... ¿dónde váis vosotros?

Él me miro.

- Te llevamos allí entonces -dijo él y miró al pelirrojo que estaba apoyado al coche, me di cuenta que funcionaban los dos faros de nuevo. Y el coche no tenía ni un rasguño.

- ¿Qué estás haciendo?

Me alarmé un poco al oír su tono.

- No podemos dejarla aquí -dijo su compañero. Yo me apoyé al coche levantando mi pie herido y el hombre que había sido amable conmigo levantó mi bici. Estaba intacta, parecía nueva.

- ¡Me va a empapar el asiento trasero! -se quejó el pelirrojo, su pelo empezaba a mojarse también.

- No seas así -dijo el otro.

Miré al hombre mientras el que iba de negro me abría la puerta de mala gana. Lo miré y escondí una sonrisa. De verdad que era gracioso ver a alguien con gafas de sol enmedio de la noche. ¿Cómo veía bien? Aun peor con la que estaba cayendo.

Entré en el coche.

- Gracias.

Él respondió con un gruñido y cerró la puerta. Fuera estaba oscuro, los dos hombres empezaron a hablar pero no logré comprender qué decían. No lo oía bien. La lluvia no ayudaba. El de blanco cargó mi bici en la parte trasera del coche y los dos subieron delante.

Hubo silencio unos segundos hasta que el de negro empezó a conducir.

- E-h... yo... lo siento. Por no mirar bien -mi voz temblaba, estaba empapada y el hombre amable me miró por el retrovisor. Me alarmé. ¡Los dos estaban completamente secos! ¿Por qué yo no? Temblé de frío y me quedé en silencio.

- No te preocupes. Simplemente ten más cuidado al mirar. A tu lado hay una manta, por si quieres secarte.

Miré a mí lado y sí, había una manta. Juraría que antes no estaba allí.

- G-gracias -susurré, mi voz temblando. Mi tobillo dolía a horrores.

- No es nada -dijo el de la voz suave. El otro por lo visto se aburrió de oírnos hablar y puso la radio. Por lo menos tenía buen gusto en música. Aunque no sabía si realmente en ese momento tenía ganas de escuchar Another one bites the dust.

En fin, tocaría soportar el viaje.

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⏰ Last updated: Aug 15, 2023 ⏰

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