Inari Prince

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Inari Prince desfiló cerrando el grupo de modelos que lucían sus prendas. Pasó por medio de la calle de honor que hicieron, y al llegar al final de la pasarela hizo la reverencia obligatoria, dio la vuelta y aplaudió a las personas que le colaboraron.

Volvió su cuerpo a la audiencia repitiendo la acción, quedó inmóvil cuando observó frente a él a un hombre que sostenía un ramo de orquídeas y camelias símbolos del amor intenso y real que existía entre ellos.

El Alpha, Vanko Makris subió a la tarima para entregárselo y darle un beso que aumentó los aplausos, en medio de estos, regresaron al staff, donde el Omega que cumplía con las funciones de manager y administrador organizaba a los modelos para que pasaran a los vestidores a retocar el maquillaje, y prepararse para la fiesta posterior a la presentación con los trajes exclusivos que lucirían.

Inari como diseñador se convirtió en la sensación del mundo de la moda cuando seis años atrás, incursionó en la semana de la moda de Nueva York a través de un reality famoso que, aunque no ganó, si dio a conocer sus diseños atrayendo las miradas hacía él y el almacén de ropa y perfumes que abrió en Paris, la ciudad en la que actualmente residía.

El programa de televisión impulsó su carrera, pero como en todo negocio, si no se mantiene al día con los cambios de los gustos y corrientes de interés de los compradores, se convertiría en un éxito pasajero, y para Prince esa no era una opción.

Vanko sujetó la mano de su pareja y procedió a saludar al Omega que vestía uno de los diseños de Inari. La camisa blanca con mangas boca de sino y el cuello bandeja, estaba fajada en un pantalón de cintura alta negro, metido en las botas por arriba de la rodilla permitiendo que el hombre de cuarenta y tantos años, luciera el buen cuerpo que mantenía. Eso sumado a la apariencia que adquirió tras la operación de nariz, lograban cautivar a más de un Beta y Alpha que no despegaban la mirada del rostro enmarcado en una cortina de cabello negro sobre una piel perlada.

El ojigris escasamente logró abrir la boca para hablar con el Omega cuando un ventarrón de cabello rubio cruzó la habitación para aferrarse a sus piernas, el pequeño Zmeya preguntó de inmediato si ya se iban, quería ir a la presentación del circo que se encontraba en la ciudad, esto lo dijo sacando los boletos que Inari había comprado meses atrás, sin saber que justo esa noche tendría el desfile.

Los ojos grises con vetas verdes brillaban expectantes por la respuesta positiva del hombre que le dio la vida, el platinado sonrió con tristeza para darle un beso en la frente y responderle con una negativa, la reunión posterior a la pasarela era vital para nuevos contratos y no podía darse el lujo de faltar.

La voz de Vanko atrajo la atención de ambos, quería a Zmeya como si fuese su hijo de sangre, así que, evitando la discusión entre los platinados, se ofreció a llevarlo a donde quisiera mientras su madre y abuela iban a trabajar.

Contento con el arreglo, Inari y Teski Prince agradecieron prometiendo al niño pasar el día siguiente con él y hacer lo que deseara. Makris se despidió de su pareja y del Omega para cargar al niño que se veía pequeño entre los brazos del elegante Alpha, para dirigirse al parqueadero, tenían dos horas para ver el espectáculo circense y consentir –aún más—al cachorro.

Inari Prince escuchó como uno de los modelos le informaba que la camioneta los esperaba, la de él era la última presentación de la noche y con eso daban paso al coctel de negocios, muchos seguían la fiesta después generando gran parte de los chismes de las revistas de farándula, unas que nunca habían podido pescarlos a ellos en algo comprometedor.

Subieron al auto hablando del objetivo que tenían esa noche, querían introducir sus diseños en un mercado más comercial, hasta el momento se manejaban en círculos sociales altos y con pedidos de particulares, pero cada día estos se hacían más escasos por la recesión económica, y era necesario alcanzar nuevos estándares con personas más reales, por eso la colección que mostró se resumía a moda de calle, trabajo y fiestas, que si debía decirlo, eran más de la gente común, sin perder, lógicamente, el glamour que lo caracterizaba, así dividía el target y podía también lanzar los accesorios y nuevas fragancias que Teski preparó para la ocasión.

Una falsa historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora