Capitulo 14

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En la oscuridad de su despacho, manteniendo solo una pequeña lámpara de luz tenue encendida para lograr tener capacidad de leer perfectamente los tantos documentos o archivos que se hallaban sobre su escritorio, la noche había caído, pero como era costumbre, permanecía aún en aquella oficina trabajando.

Normalmente no dormía, y cuando lo hacía era en el sofá del despacho durante unas pocas horas, tenía tiempo que no visitaba su habitación personal, hace años que no volvía a ese lugar para descansar como cualquier otra persona.

Pues la investigación contra la Federación lo tenía obsesionado y enfocado en encontrar nuevas pistas, sintiendo que si se descuidaba tan solo un segundo durmiendo en su habitación, perdería nuevos avances, por lo que prefería no hacerlo.

Podría verse muy excesivo, pero había prometido no parar hasta tener aquella organización entre sus manos.

Era verdad, con el tiempo fue perdiendo lo que era tener una vida normal como los demás, perdió el sentido de tomar las cosas con diversión, perdió la tranquilidad, perdió la esperanza o la fé, igualmente, perdiendo el deseo por ser amado o amar.

Convirtiéndose en un hombre perdido que mantenía solo un objetivo en mente, y así sería hasta el día de su muerte.

Lo único que le daba cordura y un poco de estabilidad, era su pequeño hijo, siendo el único en darle algo de color en su vida.

Por él seguía en pie.

Solo por ese lindo ser.

Sintió sus ojos pesados indicando el cansancio que su cuerpo cargaba, sin embargo, no quería tomarse un descanso aún por lo que decidió que era mejor opción prepararse un café. Se levantó de la silla acercándose a la cafetera que tenía en su despacho, verificando que tuviera agua, pero fue la falta de granos de café que le detuvo en su acción.

Buscó en los cajones bolsas del café que cosechaba, sin tener éxito en encontrar alguna, pues todas la que guardaba se habían terminado, teniendo que ir al almacén de la cocina privada para obtener más. Resignado no tuvo de otra que salir del despacho para conseguir lo que quería, no es como si fuera común verlo en los pasillos, pero eran las 4:00 de la madrugada, casi la mayoría dormía quedando solo unos pocos guardias.

Así que no tenía problema en ser visto.

Visualizó la puerta de la cafetería privada donde solo los miembros de Ordo Theoritas podían entrar, abrió pensando que estaría vacía avanzando directamente hacia la pequeña cocina y rebuscar entre las alacenas encontrando sus apreciadas bolsas de café, tomando una.

Después le diría a Forever que le llevara más.

Al salir de la cocina se percató de una presencia en las mesas del comedor que no había visto al entrar a la cafetería, se detuvo confundido al ver a un chico castaño sentado en un comedor enfocado en una actividad.

¿Qué hacía despierto a esa hora?.

Iba a ignorarlo pasando de largo, pero paró de caminar antes de salir por la puerta, y entonces volvió a mirar al chico.

No es como si le interesara lo que estuviera haciendo.

Pero era su guardaespaldas y debía saber todos sus movimientos.

Si, solo era eso.

Se acercó a paso lento esperando a que le tomara atención, pero al parecer el castaño no lo volteaba a ver por estar centrado en lo que hacía gustosamente.

¿Estaba coloreando un libro de dibujos de...Spiderman?.

Roier seguía siendo un niño.

¿Qué se supone que haces?- habló estando firme a un lado suya.

Ordo Theoritas. [GUAPODUO]Where stories live. Discover now