Capitulo 8

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En la sala de entrenamiento realizando varios ejercicios que Etoiles le encomendó como rutina, saltando la cuerda para fortalecer un poco las piernas y mantenerse activo. Concentrado en contar correctamente cada salto para no equivocarse y comenzar de nuevo, al igual que manteniéndose consumido en sus tantos pensamientos sobre un tema en específico.

Un tema que por más vueltas que le daba terminaba en la duda de siempre, no teniendo respuesta alguna.

Demasiadas preguntas para su complicada cabeza, no es como si se le diera bien pensar.

Sin embargo.

¿Por qué Cellbit confío en dejarle al cuidado de Richarlyson?.

¿Por qué a él?.

Tenía a muchos otros en quienes podía confiar plenamente, como Maximus, Forever o incluso Etoiles.

¿Por qué no pensó en Etoiles?.

Era mejor y más fuerte que él, perfectamente podría ocuparse de la protección del niño, ¿Por qué dejarle a un desconocido que apenas empezaba a trabajar la tarea de cuidar de su hijo?.

¿Tanto confiaba en él?.

¡Mira lo que dibuje, Tío Roier!- se detuvo volteando a un lado visualizando a un niño sobre el suelo enseñándole su lindo dibujo.

Y para acabarla, el niño le decía "Tío", solo esperaba que Cellbit no le escuchara decirle así.

Oh, ¿Qué es?-  dejó la cuerda de lado con la que saltaba decidiendo tomar un breve descanso sentándose cerca del pequeño.

Somos pa Cellbit, pa Forever y yo- decía orgulloso entregándole la hoja de papel para que viera la creación artística en la que se esforzó demasiado.

Pa Forever.

Observó atento el dibujo colorido.

Entendía si le decía "pa" a Cellbit, pero, ¿A Forever?, ¿Qué tipo de relación tenía con Richarlyson para que lo llamara así también?, ¿Acaso también era su padre?.

¿Era posible eso?.

Si era de esa forma.

Entonces....

¿Forever y Cellbit estaban...juntos?.

Eso podría ser la razón por la que el rubio siempre se encontraba en el despacho de Cellbit, porque tal vez los dos conllevaban una relación fuera de lo profesional, increíble, jamás se lo llegó a imaginar a tal punto.

No era nadie para juzgar, solo que le parecía...

Extraño.

Cellbit ya tenía pareja. Supuso.

Es muy bonito- felicitó con una sonrisa acariciando los cabellos afro del moreno.

¡Gracias!, ¿Quieres que te haga un dibujo también?- decía comenzando a trazar líneas coloridas.

Me encantaría - si era sincero, no esperaba que el líder tuviera una pareja y menos un hijo tan tierno, no se veía como esa clase de persona.

Si no, un ermitaño amargado.

Tío Roier, ¿Tu tienes hijos?- le preguntaba mientras coloreaba rellenando su dibujo.

¿Cómo?, ¿Hijos?, No, no- negaba rechazando la idea - muy apenas puedo conmigo mismo, que haré yo con un chamaco, no gracias.

Entonces, ¿No te gustaría?- lo miró curioso por saber.

No lo sé, no lo creo- Roier abrazó sus piernas manteniendo la mirada al frente pensando su respuesta. Jamás se ideó tener una familia, o incluso casarse, nunca se proyectó aquella imagen con emoción, tal vez solo vivía preocupándose por el presente que no le interesaba en absoluto lo que le esperaba en unos años.

Ordo Theoritas. [GUAPODUO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora