Ya no quiero más eventos canon... (23)

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Al llegar, el grupo de invitados que se había juntado para chismorrear me permitió el paso, dejando al descubierto la imagen de un hombre sentado en el suelo, con una mano en el rostro, y otro hombre parado frente a él con el puño extendido.

—Qué sucede? —Pregunté en voz baja a una dama a mi izquierda. Me miró con sorpresa.

—Oh! Lady Rashta! Los caballeros conversaban y de pronto, ese lo golpeó.

—Lady Rashta nunca fue una esclava. —Proclamó el hombre de pie. —Es una noble a la que se privó de su libertad de manera ilegal. Debería decirle al Emperador lo que acaba de decirme, Lord.

El caballero sentado balbuceó algo inentendible, pero el otro lo ignoró, dirigiéndose a la multitud en la que me encontraba, que se movió para dejarle paso. Al verme allí se sorprendió.

—Lady Rashta..! —Tomó mi mano sin preguntar y plantó un beso en mis dedos. Escuché la espada de Ser Rorkin queriendo salir de su funda, por lo que gesticulé con la mano libre para indicar que todo estaba bien. —Siento que haya visto eso, le juro que no soy un hombre violento.

—Puedo preguntar quién es usted y qué acaba de suceder, Lord..? —Aunque ya tenía mis sospechas...

—Duque, mi Lady. Duque Ergi Claude, a sus servicios. —Sí. Eso me decía todo lo que debía saber. Las tres red flags en una gabardina soltaron mi mano. —Ese hombre estaba insultando su buen nombre. No pude contenerme.

Me reverencié como toda una dama.

—Agradezco mucho su intención de defenderme, Duque. —El muy bastardo tuvo el descaro de sonreír. Me enderecé, fría como el hielo. —Pero no apruebo la violencia sea cual sea su finalidad. La próxima vez, infórmelo a los guardias. Ellos se encargaran del asunto limpiamente. Si todos mis partidarios fuesen por ahí golpeando a mis detractores, los indecisos terminarían creyendo que yo misma soy una mujer violenta. —Sonreí dulcemente.

La sonrisa del Duque se había congelado en su cara, pero se repuso inmediatamente.

—Es verdad. Lo siento mucho. No debería involucrarme en actividades que pudieran traerle problemas, Lady Rashta. Espero que no haya una próxima vez, pero si la hay, haré lo que usted me recomendó.

—Le agradezco su comprensión, Duque. Ahora, si me disculpa, debo atender a mi hijo.

—Oh, por supuesto. Permítame escoltarla. Podría enseñarme el palacio por el camino...

—Lo siento, Duque, pero como se habrá enterado, he tenido algunos problemillas de salud de los que apenas estoy recuperándome. No tengo fuerzas suficientes para satisfacer su pedido en este momento. Tal vez otro día..?

—Entiendo. Espero que se reponga pronto, Lady Rashta. —Tras una reverencia, Ergi dio media vuelta y regresó por donde vino.

Suspiré. Era Heinrey quien lo había llamado, cierto? No tenía piedras mágicas malvadas que recuperar del continente o algo así? Iba a tener una seria conversación con ese cabeza de pájaro.

Regresé a mi cuarto, pensando seriamente en no volver a abandonarlo nunca más. No planeaba relacionarme con Ergi bajo ningún concepto, pero tampoco lo quería cerca. Era una catástrofe esperando suceder.

El Marqués Karl fue anunciado un momento después.

—Lady Rashta, buenos días. He puesto en orden los papeles para el traspaso del título de Rotteshu, necesito que los lea y firme.

—Si, por supuesto.

Tomé los papeles y los ojeé. La propiedad de Rotteshu ahora me pertenecía para hacer lo que quisiera con ella. Mientras viviese en el palacio como concubina, no necesitaba un lugar propio, pero tenerlo solo para juntar polvo...

Ayuda! Reencarné en la Rata!Where stories live. Discover now