Mejor me quedaba muerta (19)

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Mi voz, completamente rota, reverberó en la oscuridad. Lancé manotazos al aire con desesperación. Dónde estaba? Dónde estaba y quién era? Era Mariana? Era Rashta? Quién demonios era!?

—Lady Rashta! —Exclamó alguien que corrió a mi lado y se arrojó sobre mi cuerpo para mantenerme quieta. —Kate! Kate! No puedo..! —Otro cuerpo dejo caer su peso sobre mis piernas. Boqueé por aire cuando el grito se apagó, pero seguí forcejeando.

—Qué sucede!? —La puerta se abrió de golpe, estallando contra la pared. El hombre que había hablado pareció detenerse ante la imagen.

—Ser Rorkin! Llame al médico! Al mago! Al Emperador! HAGA ALGO!! —El grito de la mujer envió al hombre en una carrera infernal.

—Lady Rashta! Estamos aquí! No está sola! Lady Rashta, por favor! Vuelva en sí! —El llanto penetró en mi aturdido cerebro, poniendo un alto a mi lucha. Estaban llorando. Mis sirvientas, las únicas amigas que había hecho desde que había muerto y reencarnado, lloraban a todo pulmón. Cómo había permitido que eso pasara? Un sempai nunca deja que su kohai la pase mal.

Era Rashta. Seguía siéndolo. E iba a serlo hasta el día en que volviera a morir.

Así que tenía que vivir mi vida lo mejor posible.

—Cherry? —Levanté la cabeza de la almohada y esforcé los ojos para enfocarla. Su rostro lloroso tomó forma y se perdió tan pronto como relajé la mirada.

—Lady Rashta! —Sonrió entre las lágrimas con alivio. —Ha vuelto con nosotras..! —El llanto volvió.

—Lo siento. Lo siento mucho...

—Por qué se disculpa, Lady Rashta? No fue su culpa. —Ahora fue Kate quien habló, acercándose a la cabecera de la cama. Tomé sus manos con una de las mías y acuné el rostro de Cherry con la otra.

—Siento haberlas hecho llorar.

En ese momento, la puerta volvió a abrirse. El médico del palacio entró como un tornado, asustando a las chicas. Para mi sorpresa, en lugar de salir disparadas, afirmaron sus posiciones a mi lado, tensándose, como esperando que un animal salvaje entrara por la puerta.

—LADY RASHTA! —Nunca había escuchado ese tono en ese hombre que siempre había sido tan calmado. Arrugué el ceño. —Está viva! —Kate y Cherry soltaron el aliento que contenían, aliviadas, y se hicieron a un lado.

'...Eh?'

Sin prestar atención a mi confusión, corrió junto a la cama con todo su instrumental médico. Tomó mis constantes vitales rápidamente, murmurando los resultados más para sí mismo que para mí.

—...Ritmo cardíaco normal... Reflejos normales... —Cada afirmación venía luego de la prueba correspondiente, y parecía calmarse a medida que todo daba dentro de los niveles normales. Para cuando hubo terminado, soltó un suspiro. —Apriete mi mano, Lady Rashta.

Alcé la mano para tomar la suya solo para asustarme con mi propio aspecto. No había prestado atención antes, cuando estaba consolando a las chicas, pero mi piel se veía cenicienta y casi como la de un cadáver. El médico notó mi reacción.

—Han pasado casi un mes desde que entró en coma, Lady Rashta. Le hemos mantenido con vida con un suero de agua y miel suministrado vía oral y magia de curación. No sabíamos si despertaría. —Apreté su mano tan fuerte como me fue posible. —Hm... Perdió algo de masa muscular. Le haré una dieta especial por un tiempo, de acuerdo?

—Ha despertado!? —La puerta volvió a abrirse de golpe. Esta vez, un hombre al que no había visto nunca entró en la habitación, ignorando los "HEY! OIGA!" de Ser Rorkin, mirándome como si fuera una anomalía. —Necesito espacio para trabajar. —El médico arrugó el ceño.

Ayuda! Reencarné en la Rata!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora