Estoy más horas durmiendo que malviviendo.
Oficialmente me encuentro en estado de depresión.
Me ha costado unos días aceptarlo, pero así es.
Y es que noto unos pinchazos en la garganta que se me clavan y me hieren el alma hasta llegar a los huesos de la tráquea.
Es lamentable que no haya curas para esta enfermedad que me contamina cada día de su negatividad y pasividad.
Es lamentable que sólo existan pastillas para tranquilizarme ¿de qué? Si estoy tranquila.
Yo lo que quiero es una maldita cura.
Necesito llorar y arrancarme de mis adentros este mal que intenta ser mi compañero.
Y yo, yo no lo quiero.
Es el demonio, chicos.
Lo he visto, vestido con una chupa negra de cuero y unos pantalones prietos.
Llevaba rastas en el pelo
En su camiseta ponía;
«Va a arder Troya »
Se ha vuelto muy moderno, el condenado.
Ahora fuma pitillos Fortuna.
