XVI.

34 6 0
                                    

Cuando estoy feliz, parece que he inhalado una bombona de helio y me hincho tanto que empiezo a flotar.
Por contra, me desinflo en mi cama hasta las tantas, llorando por nada y me deprimo.
Aunque intente ponerme bien, buscando la mejor excusa, no lo consigo.
Soy así, unas veces me encuentro en el séptimo cielo y otras en cambio me hallo en el subsuelo a ras del metro.
La Gran Vía se ha vuelto mi compañía por las noches y por el día.
El problema de aquí no es mi estado de ánimo sino tú.
Que eres el que lo cambias.
Porque en el mismo instante que te encontré también busqué un lugar en tu gloria para salvaguardar mi tristeza.
Y fue ahí cuando vi que había estrellas en tus labios.
Que viajaría a Marte o al cuarto de la plancha, pero contigo.
Siempre contigo.

Y instalé una tienda de campaña en tu corazón, y tú cerraste con llave las ventanas de tu pecho.
Para estar más seguros, decías.

Ahora me encuentro presa y maniatada a tus brazos y a tus besos de hiel.
Ahora te odio más que nunca, vida mía.
Ahora me doy cuenta, de que eres un alienígena disfrazado con piel cordero.
Y que quieres que me coma el tigre.

imagine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora