"¡Oye, quita tus manos asquerosas de ella!" Exclamó Draco con desagrado, pero ninguno le prestó atención.

"Ese de allí es Michael Corner uno de los cazadores principales"

Amelie lo miro detalladamente era un chico bastante alto y corpulento, tenía una cara espeluznante como si de repente fuera a cometer un homicidio, definitivamente daba escalofríos.

"Es muy grande, ¿es siquiera humano?" preguntó volviendo acomodarse en su lugar, y lanzándole una sonrisa pequeña a Draco, quien seguía mirando al Slytherin mayor con cara de pocos amigos.

"Espero que si, de todas maneras él no es muy rápido" se encogió de hombros. "Pero es muy probable que te tire de tu escoba si te le pones enfrente"

"Eso no me ayuda en nada" frunció el entrecejo al niño mayor quien agrandó su sonrisa.

"Por eso estoy aquí, ¡vamos a ir a entrenar" exclamó poniéndose de pie y con un movimiento de cabeza todos los miembros del equipo se levantaron.

"¿Ahora?, pe-pero todavía no me como mi pastel" señaló mirando con ojos de cachorro a su capitán, quien le restó importancia con la mano.

"¡Vamos, puedes comerlo después!" Declaró ignorando los ojos que le estaba poniendo.

Con un movimiento rápido la tomó del suerte para empezar arrastrarla hasta el campo, Amelie estiró las manos para intentar tomar su pedazo de pastel pero fue imposible cuando se vio alejada de él.

Lo único que le quedo fue mirarlo hasta que lo perdió de vista.

Igual que cierta chica castaña que desde que llegó la niña con su gatita al gran comedor, sus ojos avellana estuvieron puestos en ella todo el tiempo, observando la manera en que sonreía, o la manera tan delicada en que acariciaba a su mascota, e incluso la forma graciosa en que se la llevaron a rastras del gran comedor.

Hermione nunca pensó en dejar de lado un libro solo para ver a una chica.

Una a la cual apenas empezaba a conocer.

Aquellos sentimientos la hacían sentir tonta, tan ridícula, sin embargo su madre le había dicho que eso estaba bien, que un primer enamoramiento es una emoción que nos recorre cuando nos encontramos con alguien que, al mirarnos, nos hace sentir que existimos.

Y Amelie fue esa persona para ella, desde el día uno cuando sus ojos se encontraron en la estación del tren, Hermione nunca creyó en el amor a primera vista, pero parecía como si aquellos orbes grises estuvieran destinados a mirar los suyos.

Y desde entonces la atrajeron a observarla cada vez que podía, aunque sabía que era algo incorrecto porque ambas vivían en un mundo completamente diferente.

Amelie era una sangre pura, linda e inteligente que probablemente terminaría con alguien tan tonto como Draco, mientras que ella se dedicaría a culminar sus estudios para poder demostrar que los hijos de muggle eran tan valiosos como cualquier mago, y que ella no solo era una sangre sucia como la sociedad purista la veía, de la que para su mala suerte Amelie pertenecía.

No obstante, su mente constantemente imaginaba una posibilidad con la niña de ojos grises, tal vez era lo prohibido o su personalidad coqueta y directa que la  embriagaba tanto, pero se la pasaba pensado en ella, incluso cuando no estaba presente.

Y aquí lo más importante era y es: ¿si Amelie puede corresponder sus sentimientos?, ¿O tendrá que pasar la vida entera fingiendo no sentir nada?.

Después de todo, Amelie era demasiado divina para su mente humana.

Hermione parpadeó un par de veces para ajustar su vista ahora en una pequeña gatita que había interrumpido sus pensamientos profundos. Augusta maulló hasta obtener su atención, había llegado con ella luego de que su dueña la abandonara para ir a su entrenamiento.

"WONDERWALL; Hermione Granger"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora