Capítulo Uno

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Alguien debería encerrarme en un psiquiátrico.

Yoon Jeonghan tomó un soplo del aire fresco de la noche. La visita a un club de BDSM estaba en el tercer lugar de su lista de fantasías, pero había decidido no seguir el orden. Sólo por esta vez.

Con una sonrisa entusiasta y con el corazón palpitante, se quitó el abrigo que le llegaba hasta los tobillos y abrió la puerta del conocido club de Seúl llamado Dark Heaven.

Jeonghan no había hecho nada ni remotamente tan aventurero en los últimos diez años, pero su tiempo para la locura había llegado finalmente. Ya no tenía marido, felizmente. Había perdido peso —miró hacia su estómago— bueno, algo de peso. Pero en realidad, no se veía tan mal para un hombre acercándose a los treinta y cinco.

En lugar de la caverna del pecado que Jeonghan había esperado, la pequeña entrada era deprimentemente insulsa. Un puñado de personas, también vestidas con disfraces, formaban una fila para darle sus entradas al hombre detrás del mostrador. Unos minutos más tarde Jeonghan llegó al frente.

El desenvuelto joven le sonrió.

—Hola, soy Chan, bienvenido a la noche de disfraces de Dark Heaven. Los miembros deben registrase aquí —el vestido del recepcionista parecía una versión del de Cenicienta pero muchísimo más corto, hacía juego con las botas altas hasta los tobillos. Había arrancado el corpiño, dejando sólo la malla celeste sobre su pecho.

Jeonghan reprimió una carcajada. Tal vez el lugar no era tan insulso.

Después de años como enfermero, los cuerpos desnudos no lo perturbaban, pero nunca los había visto tan claramente exhibidos antes.

—Yo no soy miembro.

—No hay problema. Hey, me encanta tu disfraz. Notoriamente auténtico. Me encanta el arnés. ¿Lo compraste en Cream Soda?

Jeonghan asintió con la cabeza.

—Ahí es donde me enteré de la fiesta temática de esta noche —y le había parecido como una señal del cielo. Allí había conseguido el disfraz perfecto—. Puesto que no he estado en un lugar como este antes, ¿hay algo que debo saber?

—Nah. Aquí tienes un formulario de adhesión y el descargo —el recepcionista empujó una tablet sobre el escritorio—. Complétalo, el código de membresía lo encontrarás en la bandeja de tu correo, así que cada vez que desees entrar, sólo debes colocar el código en el panel de la pared y listo. Si te das prisa, verás al Maestro Jisoo dando una demostración de azotaina erótica.

—¿Al Maestro Jisoo? —Una mujer joven en la fila chilló—. ¡Oh , eso es tan caliente!

Ella agitó la mano delante de su rostro tan vigorosamente que Jeonghan casi le ofrece su mano para abanicarce también. Completó los formularios, los firmo y observó a los demás entrar. La satisfacción alivió sus nervios al ver los disfraces: trajes de mucama con delantales, animales, personajes de ficción, incluso profesores, doctores y estudiantes. Cualquier otra noche no habría tenido idea de qué usar para ir a un club de BDSM, pero esta noche se ajustaba perfectamente. ¿Cómo podría haberse resistido?

Entonces se dio cuenta que una señora estaba desnuda, con unas orejas de perro. Otro hombre se quitó el abrigo, revelando un delantal blanco... y nada más. Una pequeña insinuación de malestar se retorció en el estómago de Jeonghan. Se había puesto unos pantalones militares y un arnés pectoral, quería dar la impresión de ser un soldado. Le dio al recepcionista la tablet y le preguntó:

—¿Tengo demasiada ropa?

—Por supuesto que no —dijo Chan verificando la información—. Los Doms van vestidos en gran parte, y muchos de los sumisos comienzan a quitarse la ropa. Lo hace más interesante cuando tienes que desvestirte, ¿no?

鸡 ㅤׄ ㅤ Jisoo dice míoㅤ :ㅤ JiHanWhere stories live. Discover now